De nuevo ante el foro de la ONU, Peña monster
Por: El Dr. Everardo Becerra
La regó ante una audiencia escasa, o casi nula a la alocución de un jefe de Estado en un foro internacional, sus lacayos se dedicaron a seducir a segundones y a implorar presencias para que al menos se llenen las primeras filas de butacas.
El representante de México ante la ONU, el embajador Jorge Montaño, no le fue posible contrarrestar el ambiente de desolación que imperó en el salón de sesiones de la Asamblea General de la ONU cuando Enrique Peña «monster» tomó ayer la palabra para no decir nada.
EL TLATOANI de Atlacomulco, donde solo sus lacayos se conmovían, lloraban y se felicitaban unos a otros. Por la pieza oratoria también y el vocablo multilateralismo y por una denuncia por tortura en contra del estado mexicano, luego de que Peña se esforzó de manera sostenida por descoyuntarlo.
Y es concebible también, que los pocos escuchas del gobernante hayan tomado nota de la advertencia y se encuentren a estas alturas cabildeando para organizar una próxima Cumbre Mundial para Erradicar el Populismo, como casi lo pidió el orador sin que la sombra de una tarjeta Monex le empañara el gesto.
Este gobierno enfrenta un descrédito mundial sin precedente, por corrupto, frívolo y violador de los derechos humanos. Solo le sirve a los círculos del poder transnacional, ha facilitado y servido para el saqueo por la administración peñista, hoy el mundo asocia a México con una palabra: Ayotzinapa.
Y esa palabra no fue pronunciada ni en una sola ocasión, ni siquiera aludida en el discurso ante la ONU. Lo más próximo fue una frase tremendamente disociada que daría risa si no estuviera redactada sobre un trasfondo tan trágico: México es una nación plenamente comprometida con la ley, los derechos humanos y la paz.
Está bien claro que el desgobierno está plenamente comprometido con la ilegalidad, el atropello y la violencia, y que tales palabras fueron dichas a unas horas del primer aniversario de la barbarie de Iguala, y tras un año entero en el que Peña y sus colaboradores han hecho todo lo que han podido para ocultar la verdad de lo sucedido.
Al tlatoani ya ni la chachalaca, digo, su gaviota no le quita su pesadilla del fantasma populista desde que en su fiesta privada del 2 de septiembre le dedicó una embestida grado exorcismo. Desde luego, el coco implícito en estas diatribas es el Movimiento de Regeneración Nacional y su principal dirigente, Andrés Manuel López Obrador.
Pero si aquella mención ya era disparatada, el llevar su animadversión a una formación opositora a la Asamblea General de la ONU, la regó plenamente. Su inteligencia ni la de sus sorifeos le ayudaron. ¿Era necesario gastarse un dineral de nuestros impuestos para ir a Nueva York a decir todo eso?