PREVENIR EL CANCER DE MAMA

Por Octavio Camelo Romero

En México el “cáncer de mama” se ha convertido en un verdadero problema de salud pública. Los medios de comunicación masiva nos informan que mueren varias mujeres mexicanas al día a consecuencia de tal cáncer. También se nos dice que las investigaciones sobre los fármacos y otras técnicas para combatir al cáncer han dado buenos resultados en algunas pacientes, sin precisar desde luego, el número de ellas que se salvaron o que se murieron. Pero lo que no se dice o casi no se dice es el resultado de las investigaciones para prevenir al cáncer en general, y al cáncer de mama en lo particular. Y es que no es fácil prevenir esta enfermedad en una sociedad productora de carcinógenos y en donde el Estado está al servicio del Capital y no de la sociedad.

Con el nombre de “carcinógeno” o cancerígeno se significa a un agente físico, químico o biológico capaz de producir “cáncer”. Por lo que sabemos el cáncer es una enfermedad provocada por células sin control en su multiplicación y por lo general tiende a llevar al o a la paciente a la muerte.

En la Actualidad se conocen más de 200 tipos de cáncer dentro de los cuales se encuentra el “cáncer de mama”. Para estudiar la prevención del cáncer nos informamos a través de algunas lecturas y estos fueron los resultados.

Para empezar centrémonos primero en el hígado y en el cancerígeno conocido como “Aflatoxina”, y en seguida aludamos a las investigaciones que al respecto realizó el científico norteamericano Dr. T. Colin Campbell. En su estudio con animales de experimentación se propuso investigar “el efecto de diversos factores sobre el metabolismo de la Aflatoxina”.

Para tal propósito elaboró un estudio sobre los efectos de las proteínas en el desarrollo de un tumor. Los animales de experimentación fueron roedores: ratas y ratones. Se nos informó que el cáncer tiene tres etapas en su evolución; la primera es el inicio, la segunda es el desarrollo y la tercera es la propagación.

En un símil con la siembra del césped, es sembrar o colocar las semillas en la tierra, el desarrollo es cuando emerge la hierba y la propagación es cuando invade el camino, los arbustos, etc., esto es, está sin control.

Para el experimento se implantan sustancias químicas que tienen la capacidad de producir cáncer. De acuerdo con el Dr. Colin estos carcinógenos transforman genéticamente a las células normales o les provocan mutaciones produciendo células propensas al cáncer. Una mutación implica una alteración permanente de los genes de la célula que daña su ADN.

La etapa inicial se puede desarrollar en un periodo breve, el tiempo que necesita la sustancia carcinógena para ser consumida, absorbida por los tejidos hasta llegar a la sangre, ser transportada hasta las células y ser transformada en su producto activo, adherirse al ADN y finalmente ser trasladada a las células hijas.

El proceso se completa cuando se forman las nuevas células hijas. En este punto la etapa inicial ha finalizado. Estas células propensas al cáncer que se acaban de formar están listas para desarrollarse, esto es, crecer y multiplicarse hasta transformarse en un cáncer detectable.

Esta etapa es mucho más prolongada que la inicial, a menudo dura años. En esta fase del desarrollo el grupo de células que se acaba de formar se multiplica y crece produciendo masas cada vez más grande hasta convertirse en un tumor clínicamente detectable. Pero las células iníciales cancerosas no crecerán ni se multiplicarán si no encuentran las condiciones adecuadas para ello.

Y es aquí donde entran en juego ciertos factores relacionados con la dieta. En la dieta se localizan agentes propulsores, promotores o desarrolladores del cáncer como también, agentes antipromotores.

Se tenía conocimiento que en la India una dieta baja en proteínas inhibía la formación de tumores cancerosos.

Por lo tanto surgían preguntas de investigación: ¿Se podrían confirmar los hallazgos de la India? ¿Por qué la proteína interviene en el proceso canceroso? ¿De qué forma actúa la proteína? Se estableció la hipótesis de que las proteínas que consumimos alteran el desarrollo de un tumor variando la forma en que la aflatoxina es desintoxicada por las encimas presentes en el hígado.

Primero se investigó si la cantidad de proteína podía cambiar la actividad enzimática. La respuesta fue positiva: la actividad enzimática se modificaba por el solo hecho de cambiar el nivel de ingesta de proteína. Sin embargo se determinó que las proteínas de origen vegetal no favorecen el desarrollo del cáncer, ni siquiera con mayores niveles de ingesta.

Por otra parte se determinó que la proteína de la leche de vaca es un potente cancerígeno y propulsor del “cáncer de mama” y que la simple reducción de su ingesta cambia la actividad enzimática y detiene el desarrollo de tal cáncer. Por lo tanto una medida preventiva debiera ser una política pública que impida el consumo de leche de vaca. Sin embargo, tal situación no se puede esperar dado que el Estado Mexicano no obedece a los intereses de las mexicanas. En fin

 

Deja una respuesta