El ADIOS A UN GRAN Y ENTRAÑABLE AMIGO

Fotografía de Enrique Hernádez Quintero
Fotografía de
Enrique Hernández Quintero

Por: Oscar Zúñiga.

Es muy triste hacer este pequeño homenaje al amigo que siempre estará con todos los que llegamos a convivir con él. El fallecimiento repentino de Pablo Sandoval Castañeda, o como le decíamos los amigos «Pabochas» nos tomó por sorpresa a muchos. Estudió la carrera de Ingeniero Agrónomo, maestro de secundaria, maestro de Preparatoria (CBTA), y maestro de la Normal Superior.

De sobra sale decir que fue un hombre sencillo que siempre ayudó a quien lo necesitaba y podríamos decir muchas anécdotas de él, muchas veces a este servidor lo sorprendía con llamadas telefónicas como esta: «¿dónde estás? – En tal parte con fulano, zutano y perengano. – Mira no digas nada, vente porque no alcanza para todos, hice chorizo para que lleves a tu casa, hice poquito, pero vente ahorita porque quiero salir estoy en mi casa».

Fotografía de Luis Enrique Miramontes
Fotografía de
Luis Enrique Miramontes

Detalles como este fueron durante muchos años, otra veces era una llamada como «-Oye vamos a tomarnos un café, hoy no tengo clase en la Normal». Y pues ya nos veíamos en donde quedábamos, en otras ocasiones las llamadas eran «- Oye no seas gacho, ven por mi porque ando medio borracho», y algunas veces me tocó ir a recogerlo a un conocido bar de esta ciudad.

Debo aclarar que no era ofensivo, era dicharachero, eso sí, con quien llegó a vacilar con él, conozco pocos que le hayan aguantado la carrilla, debo decir que nuestra amistad se distanció un poco, pues me quedé sin vehículo y en este era donde él me decía de vacilada que andando en mi carro nadie lo conocería, pero de todas maneras siempre había alguien que le soltaba el grito en la calle ¡Ese Pabochas!

Hay que señalar que Pablo siempre fue muy apegado a su mamá, a quien tengo el gusto de conocer, pero no quiere decir que estuviera mal con su familia, era igual con todos sus hermanos y hermanas, así lo demostraba siempre que había reuniones familiares, ese día se olvidaba de los amigos.

Anécdotas del amigo hay muchas, y creo que todos coinciden conmigo, pocos amigos como él, por cierto, Pablo no era político, pero siempre estuvo al pendiente de su hermano Roberto. Aun recuerdo una día antes de que Roberto fuera designado por su partido como candidato a la Presidencia Municipal de Tepic. Ese día muy temprano me llamó y me dijo:  «-Vamos a tomarnos un café».

Ya estando en el café, me dijo «-Oye ve y entrevista a Roberto, yo lo veo medio agüitado, falta un día para que se cierre la designación y nadie le ha llamado, está en la casa de mi mamá, ahorita ahí lo hayas ya ves que nadie le publica nada».

Debo decir que le hice la entrevista, Roberto se encontraba en compañía de una señorita quien era su jefa de prensa que después ella despacharía en el DIF Municipal. Este era el «Pabochas», quien sin gustarle la política siempre se preocupó por su hermano Roberto.

Eso sí, era un poco desordenado con su salud, hace algunos años mi hermano Arturo Manuel Zúñiga (a) «El Guacho» (q. e. p. d.), lo acompañó a la ciudad de Guadalajara, Jalisco, donde se operó de la vista, pero Pablo no llevó al pie de la letra las indicaciones médicas, por lo que se tuvo que repetir la operación y eso también fue parte de que en los últimos años poco se le viera como antes, pero aun así, siguió trabajando hasta que se jubiló.

Debo decir que aquí solo hablo del amigo, y estoy seguro que muchos lo extrañarán, pues su alegría era contagiosa, y creo que donde quiera que ahora se encuentre hará reír también a los que lo rodean, gracias por haber sido mi amigo. Descansa en paz donde quiere que te encuentres, y una pronta resignación para toda su familia.

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