Da la impresión que la pasada votación de los ingleses en la cual la “no pertenencia” a la Unión Europea salió mayoritaria, así como las movilizaciones de protesta contra las agudizaciones de las contradicciones sociales, no han sido del todo evaluadas con objetividad. Brexit generó una histeria, un nerviosismo que se reflejó en la caída de las bolsas de valores y consecuentemente en la pérdida de las empresas del gran capital trasnacional.
Por los medios de comunicación masiva nos enteramos que tras el colapso bursátil los capitalistas transnacionales perdieron 127 mil 400 millones de dólares; esta es una pérdida considerable por el Brexit, sin embargo tan solo representó el 3.2 por ciento del valor total de la riqueza que amasan las 400 personas más acaudaladas del planeta, el cual asciende a 3.9 billones de dólares.
El mexicano más rico del país tuvo mermas en un solo día por más de 2 mil millones de dólares. Carlos Slim ocupa el octavo lugar en esta lista con una fortuna estimada en más de 48 mil millones de dólares. El mayor descenso lo tuvo un empresario español con 6 mil millones de dólares. Esta pérdida se explica por el mayor desplome de la bolsa española, en relación con las bolsas del resto del mundo. Y así desfilaron otros capitalistas transnacionales.
A la Unión Europea le urge la salida del otrora Reino Unido, porque con el referendo británico casi por mitad se desunieron. De allí que el Parlamento Europeo haya aprobado la resolución en la que pide rápidas negociaciones sobre la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Es urgente acabar con la incertidumbre financiera. Desde luego que el Brexit ha generado también malestar en los gobiernos europeos.
Eso explica porque la canciller alemana advierte que el Reino Unido, después del Brexit, no podrá «elegir a la carta» mantener los privilegios que tenía en el seno de la Unión Europea, a lo que el secretario de Estado estadunidense pidió a los líderes europeos actuar de forma «responsable» y no «vengativa» tras el voto del Reino Unido a favor de abandonar la Unión Europea, el mentado ‘Brexit’.
Indudablemente que el gobierno de Estados Unidos ha sido más prudente y objetivo que los gobiernos de la U. E. Pues además de respetar los resultados del referendo, la votación tiene para él varios significados: uno es pausar el proyecto de la “integración completa de Europa», otro es una reacción al crecimiento de la economía europea generadora de profundas desigualdades y una tercera es un desafío de la globalización.
Sin embargo, lo más relevante del “Brexit” es que se inscribe como un eslabón de la cadena de repudio a las políticas públicas que está implementando el “capitalismo global”. Por lo pronto en México además de la agudización de las contradicciones sociales y de la torpe respuesta del gobierno a las mismas, se incluyen más restricciones al gasto público. Es difícil de entender como sin gasto se va a reactivar la economía nacional.
Es cierto que en el mundo existe un excedente de dinero que requiere ser invertido como capital. Pero ese dinero ocioso más bien es un capital especulativo que busca mercados solventes. La solvencia del Estado Mexicano ha decaído mucho por el brutal desmantelamiento del Estado de la Revolución Mexicana.
Y la economía nacional no da muestra de crecimiento, ya no digamos de desarrollo. Pero con estos recortes al gasto público, pues menos posibilidades de crecer se tendrán. Y si se recorta el gasto a educación, a investigación, al desarrollo científico y a salud, seguramente que menos capacidad competitiva tendrá el país y consecuentemente menos crecimiento económico nacional habrá.
A no ser que el gobierno mexicano este esperando que vengan los capitalistas transnacionales a invertir. En fin.
De seguro si van a venir a invertir los extranjeros, y va a aumentar el turismo con la delincuencia al tope y las movilizaciones en todo el pais.