Por EZEQUIEL PARRA ALTAMIRANO
Ganamos de todas, todas en aquel histórico año 1990
Cerramos con Rozenda Bernal y Chayito Valdez
Otoniel Pérez Orta, Carlos Jaime y Silvestre Moya
El primero fue Diputado; los otros dirigentes del PRI
PARA DAR INICIO a esta entrega permítame el amable lector recordar que en nuestra experiencia como candidatos que fuimos a la Presidencia Municipal de Ixtlán del Río, Nayarit (1990) tuvimos dos eventos masivos en los que nos ayudaron dos emblemáticas cantantes, la nayarita Rozenda Bernal que fue con quien cerramos nuestra campaña en aquella llamada “Consulta a la Base” que aplicaba el PRI para la selección de candidatos, a quien fueron a escuchar, en la esquina de la famosa “Pila Colorada” unas 25 mil personas.
Entre ellas andaba con nosotros mi abuelito don Jesús Altamirano, que a sus 91 años de edad nos había acompañado en prácticamente todos nuestros recorridos, y tras admirar aquella multitudinaria concentración comentó, gustoso, que en su vida jamás había visto reunida tanta gente en el municipio.
Aquello pronosticaba lo que sucedería el día de la elección: el triunfo arrollador no solamente de quien esto escribe sino de mi compañero de fórmula Otoniel Pérez Orta, quien ganaría la diputación por el entonces XIII Distrito Electoral que componían tanto Amatlán de Cañas como Ixtlán del Río –en próximas entregas analizaremos aquí mismo cómo se ha dado ya la redistritación y muchas novedades ocurridas al seno del Instituto Nacional Electoral y su delegación en Nayarit, que se pondrán en marcha el próximo año de 2017.
¡DE TODAS, TODAS!
Previamente el “Movimiento del Cambio”, –que así bautizamos a nuestra inolvidable aventura política–, habíamos ganado la presidencia del Comité Directivo Municipal del PRI con Carlos Jaime Nolasco como presidente, y Silvestre Moya Palacios como secretario general.
Lamentablemente un mes después de que tomamos posesión del cargo (17 de septiembre de aquel año), mi abuelito don Jesús fallecía víctima de un padecimiento insalvable pues el cáncer se había apoderado de su páncreas y sinceramente nos dolió mucho su partida pues además de haber sido el padre de mi madrecita Lupita Altamirano de Parra –quien por ser hija de quien es también está a punto de cumplir sus primeros 90 años de edad el próximo 7 de septiembre– y de habernos acompañado en todos los eventos y reuniones de campaña, nos encantaba escucharlo cuanto nos platicaba sus anécdotas de la Revolución.
Entre ellas cuando en nuestro pueblo se detuvo en el año de 1914, casi por un mes, el general invicto Álvaro Obregón pues como era temporada de lluvias debía aguardar a que escampara para poder atravesar, con sus miles de soldados y la pesada artillería que lo acompañaban, el para entonces indómito “Plan de Barrancas” y sus caminos de terracería que con los torrenciales aguaceros de entonces representaban un obstáculo muy difícil de salvar por todo el lodo y barro que se acumulaba con los arroyos en que se convertían los destartalados senderos.
LE ROBAN SU CABALLO
Esta anécdota se enriquece cuando mi abuelito, en aquel entonces de 15 años de edad –había nacido en el año de 1899–, sufrió el robo de su caballo a manos de uno de los soldados que acampaban en los alrededores de Ixtlán del Río.
Y como en aquel tiempo el caballo, junto con las diligencias y los barcos eran los principales medios de comunicación y de traslado de bienes y personas, don Jesús Altamirano le hizo guardia por toda una semana en sus oficinas del cuartel al general Obregón, quien de tanto insistir finalmente lo recibió y escuchó.
Y más tardó mi abuelito en contarle sus congojas por el robo de su animal, que el futuro Presidente de la República en llamar a su jefe de Estado Mayor para darle instrucciones de que buscaran entre la tropa el caballo “extraviado” y fuera regresado a su legítimo dueño, lo que días más tarde sucedió y mi abuelito quedó no solamente agradecido sino admirado del ejecutivo y limpio proceder de aquel militar de alta graduación a quien se le recuerda no solamente porque fue quien derrotó en el Bajío al Centauro del Norte Pancho Villa en el año de 1915, sino por su extraordinaria memoria.
CHAYITO VALDEZ
Ya para el cierre de la campaña oficial buscamos a qué cantante invitar para que nos acompañara en tan estratégico día previo a las elecciones constitucionales.
Y fue precisamente Yoloxóchitl Platt de Jaime, esposa del ingeniero Carlos Jaime Nolasco –ahora queridos compadres nuestros–, quien nos dijo que cerca de la casa donde vivían en Guadalajara sus papás, el General de División José de Belmonte Aguirre y doña Delia López, ahora viuda de De Belmonte, radicaba también la famosa cantante de Guasave, Sinaloa –recientemente fallecida–, Chayito Valdez y se comprometió a rogarle a su mamá que la contactara y de no ser muy altos sus honorarios la contratara a nombre nuestro para amenizar el cierre de los trabajos electorales.
Nosotros ignorábamos que Chayito Valdez había sufrido un accidente carretero poco tiempo atrás y por haberse lastimado la columna vertebral había quedado reducida a vivir el resto de su vida en una silla de ruedas.
Sin embargo, eso no fue problema para ella pues con todo y su silla de ruedas interpretó sus más famosas canciones acompañada de la Banda Carnaval Show, de Compostela, Nayarit, grupo musical que nos había acompañado en los cerca de 20 festivales artísticos que ofrecimos a los lectores en los diversos barrios de la cabecera municipal y en la diferentes comunidades.
En aquel año y en ese día del cierre de campaña acudió en representación del Comité Directivo Estatal del PRI el doctor José Lucas Vallarta Robles, entonces Secretario General, quien se sorprendió del copioso número de personas que nuevamente nos acompañaron, celebrando nuestra ocurrencia al gritar, durante el mensaje que nos tocó dar ese día.
-“¿Querían agua? ¡Pues aquí la tienen!” –señalamos para recordar a los presentes el problema recurrente de nuestro pueblo por la falta del vital líquido, y es que en esos precisos momentos empezó a caer un chipi – chipi, que ni por eso la gente se retiró pues ya habíamos anunciado que lo mejor de ese día sería la actuación de Chayito Valdez.
Total, que para no alargarnos más en la anécdota, nosotros habíamos decidido celebrar nuestro cierre de campaña en la esquina que forman las calles de Zaragoza y Allende debido a que en la Plaza Principal se habían reunido José Luis Sánchez González y sus seguidores, pues también él aspiraba a la Presidencia Municipal apoyado por el entonces PSUM, y al igual que nosotros cerraba campaña.
Lo demás es pura historia.
Por hoy es todo y mañana será otro día.
¡CONSUMATUM EST!
Escríbame: ezpa70@yahoo.com.mx