Nuevamente resurge la ocurrencia, el “melate”, la improvisación; se presenta un “nuevo modelo” educativo para el país y se dice que no hay que buscar culpables del fracaso de la educación pública de los mexicanos. Pareciese que quienes nos gobiernan nos tienen clasificados en la escala de los animales no-racionales. Sin embargo la mayoría de los habitantes del país han manifestado de varias maneras su inconformidad y rechazo a la forma de gobierno en sus tres niveles.
En relación a la educación pública el “repudio” se ha tornado violento. La violencia es una consecuencia necesaria cuando el Estado en lugar de ser incluyente y reconocer la diversidad y las plurinacionalidades del país, rechaza la complejidad y se convierte en excluyente.
Esto es lo que le ha sucedido al Estado Mexicano y por lo cual no puede ser un Estado inclusivo aunque así se declare.
Si no hay una real evaluación de la educación en México y de las probables causas de su fracaso no se resolverá el problema por más que maten y encarcelen a integrantes de la CNTE.
Para ningún nacional es desconocido el monopolio que tiene el Estado Mexicano sobre la educación básica. A través de la “normales” el Estado prepara a su magisterio. La Secretaría de Educación Pública es la encargada de diseñar los planes y programas de estudio de la “educación básica” que ya incluye al preescolar y al bachillerato; pero además la SEP es la que diseña la educación normal.
Y a través del SNTE el Estado mantiene el control de ese magisterio que él formó. Por eso, esa Reforma Educativa que con tanta “pompa” anunciaron resulta incongruente con la responsabilidad que el Estado Mexicano tiene en el fracaso educativo. En lugar de aplicar el “examen” al magisterio debieron de evaluar la pertinencia de los planes y programas de estudio de las escuelas normales y de toda la educación básica.
Para nadie es un secreto que el fenómeno educativo, entre otras cosas, es un proceso de trasmisión de la experiencia histórico-cultural de las generaciones anteriores a las nuevas generaciones humanas, además de la preparación de éstas para la vida futura. Si nada más atendiéramos a estos aspectos veríamos que el contenido de la instrucción más bien corresponde a los requerimientos de siglos pasados en lugar del siglo presente, ya no digamos del siglo por venir.
Sin quitarle el mérito a los matemáticos griegos, se está mal-enseñando una matemática de antes de la era cristiana, ya no digamos del presente. Y por si fuera poco, el proceso de enseñanza-aprendizaje se está realizando sin tomar en cuenta el desarrollo de las neurociencias y de la neuropsicopedagogía.
Por ello sería más prudente evaluar al titular de la SEP para saber si realmente comprende la magnitud del problema y si está en la real línea de su solución o sólo es uno de los tantos berrinches de los gobernantes del momento. En el nuevo modelo educativo se presentan dos grandes nichos de conflictos: uno es el relacionado con la comunicación y el otro, con las matemáticas.
Cabe mencionar que estas problemáticas son estratégicas para el presente y para el futuro. Ya no basta con hablar español; el idioma científico es el inglés. Si queremos tener acceso a la ciencia sin intermediarios forzosamente debemos de saber el “inglés”. Pero además debemos tener manejo de las Nuevas Tecnologías de la Información y Comunicación para estar relativamente al día de los desarrollos de las ciencias.
Por otra parte debemos desarrollar el pensamiento matemático. Baste con recordar que la matemática es la espina dorsal de todas las ciencias. Y aquí además de desplegar la creatividad del pensamiento, debemos saber no únicamente la matemática del pasado sino la matemática del presente. En fin.