Cabe hacer la distinción entre el “sistema socio-económico-político” y el “gobierno”. Se puede estar en el sistema capitalista y tener varias formas de gobierno. Desde luego que las distintas formas de gobernar conducirán a diferentes niveles de desarrollo del capitalismo. La diversidad de las condiciones de existencia del capital en los diferentes países del mundo así lo demuestra.
De allí la interrogante de ¿Hacia dónde nos conduce el gobierno federal? Entre 2007 y 2015 varias naciones asiáticas alcanzaron un alto crecimiento económico promedio que fluctuó de entre 9.2 y 7.4 por ciento. Así lo manifestaron China, Mongolia, Uzbekistán, India, etc. Pero por otra parte México, Japón, Estados Unidos y otros países tienen un ritmo de crecimiento bajo y, en algunos casos, decreciente. Pero además los vaticinios de los principales grupos financieros de México son alarmantes.
Dicen que el crecimiento anual que calculan resultará aún menor al previsto a principios de año tanto por el Banco Mundial como por el Fondo Monetario Internacional. Los pronósticos inquietan porque constituyen un indicador de que las perspectivas de desarrollo del actual modelo económico mexicano no son tan realizables como los anunciados por el gobierno de la República.
Se pone en juego la ineficacia de las “Reformas Estructurales” del presidente Enrique Peña Nieto y la inutilidad del famoso “Pacto por México” constituido por los partidos PRI, PAN y PRD. El hecho de presentar cifras como son la balanza comercial, el producto interno bruto (PIB), el índice de precios al consumidor, etc., suelen ser un atractivo para la inversión privada, especialmente extranjera, pero no para los asalariados y desempleados donde está la enorme mayoría de la población, sufriendo limitaciones, estrecheces y carencias.
No se pueden negar los efectos de los factores externos aunque estos no son los culpables del fracaso de las políticas públicas del país. Entre los componentes del exterior se citan el aumento aplicado a las tasas de interés por la Reserva Federal de Estados Unidos, la desaceleración de mercados emergentes, la volatilidad en las bolsas internacionales, el lento crecimiento en la zona Euro y la caída de los ingresos petroleros debida al bajo precio por barril.
Sin embargo lo único que se demuestra es la inutilidad de las políticas públicas mexicanas para evadir adecuadamente los efectos negativos de tales sucesos internacionales. Lo cierto es que el actual modelo neoliberal de desarrollo de México no funciona o funciona muy mal para el beneficio de la inmensa mayoría de los mexicanos. Por eso es que en la perspectiva político-electoral si sigue cayendo el PRI seguramente volverá el PAN a los “pinos” por tercera ocasión. Como dicen algunos críticos-sociales: México podría recuperar las ventajas del pasado pero no con la izquierda dividida. Y si una parte de la izquierda se alía con el PAN las cosas resultarían peores de como están. Por otra parte el “Nuevo Modelo Educativo” no deja claro si se trata de formar al mexicano del siglo XXI o simplemente al ciudadano global que se incorporará a las maquiladoras de las grandes empresas trasnacionales o que el connacional será formado como lo dictan los organismos internacionales.
Ni siquiera en eso tiene claridad la “mejor y más importante “Reforma Estructural” del presidente Peña Nieto a oficializada a través del “Pacto por México”. En fin.