Ocho años sin llegar a nada contundente

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Por: Sergio Mejía Cano

Ocho años han pasado ya de la desaparición de los estudiantes normalistas de Ayotzinapa y, por lo que se ve y se escucha, lo más probable es que pasen más años sin que se llegue a nada o que al menos termine este sexenio de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y que posiblemente todo siga igual. Claro que ojalá no sea así; sin embargo, la reticencia en la información y, poderes ocultos y no tan ocultos, sigan parando que se llegue a la justicia.

Talvez el enemigo esté dentro de esta misma administración y que este, esté obstruyendo las investigaciones y resoluciones debidas, debido a que se está notando y viendo un efecto de Sísifo, porque cuando parece que ya se está llegando a la aclaración de los hechos, de pronto sale alguna filtración que algunos jueces pudieran tomar a su favor, tal y como se ha visto últimamente y desde hace algunos años, en que se alegue que las informaciones que aparecen de vez en cuando en los medios o que se dan a conocer en redes sociales, han violado el debido proceso y que ahí quede todo.

Pero como lo ha señalado el mismo AMLO: que algo se debe de hacer, porque se han caído casos en donde los responsables ya están debidamente identificados y presuntamente comprobadas sus participaciones en algunos hechos delictivos, y el proceso se cae precisamente por darse a conocer individuos o situaciones que deberían de permanecer en la secrecía mientras se lleva a cabo tanto la investigación como, precisamente, el debido proceso.

Lo más triste de este caso es que, los padres y madres de los estudiantes desaparecidos cada día que pasa sufren más y más, pues así ya se haya informado que existe la posibilidad de que estos estudiantes hayan sido asesinados y hasta desaparecidos mediante algunos métodos de desaparición, como haber sido disueltos en ácido, cremados, sepultados en lugares lejanos al lugar de los hechos etcétera, el infortunio de mamás y papas, no desaparecerá de estos padres de familia, mientras no tengan ya una certeza absoluta de lo que en verdad pasó con sus hijos.

Queda claro que las autoridades correspondientes ya tengan la certeza fehaciente de que dichos estudiantes ya no están con vida, pues de alguna u otra forma algo se habría sabido ya, aplicando aquello de que no hay nada oculto bajo el Sol.

Así que, respecto a esas fuerzas oscuras y tal vez no tan ocultas, salta a la vista que existe una probabilidad tal de que se estén protegiendo personas e intereses que en cierta medida, podrían desestabilizar a la opinión pública; sin embargo, en la mayoría de los mexicanos de ambos sexos, ya está muy clara la idea, no nada más ahora que se dijo abiertamente por parte del subsecretario de Gobernación, Alejandro Encinas de que el Estado es el culpable de estos trágicos sucesos, sino desde que sucedió la tragedia de los estudiantes normalistas, de que desde las altas esferas gubernamentales de la pasada administración federal encabezada por Enrique Peña Nieto.

De que desde ahí todo había sido orquestado para ocultar o desaparecer toda evidencia de los hechos de aquel 26 de septiembre de 2014, desviar la atención tanto de los mismos padres de familia como de la opinión pública tanto nacional como extranjera; he ahí el que se le hayan puesto infinidad de trabas para la investigación de científicos extranjeros traídos precisamente para tratar de llegar lo más cerca posible de lo ocurrido.

Obviamente que, al haber dado a conocer públicamente sobre la participación de corporaciones policíacas tanto municipales, estatales y federales, así como elementos de las fuerzas armadas, ahí esté el meollo del asunto en cuanto a los obstáculos que a cada rato se están poniendo a las actuales investigaciones, porque entre esas corporaciones policíacas y militares y marinos, podría haber personas influyentes aún en servicio o que, aunque se diga que ya están en retiro, podrían ser intocables todavía, a pesar de lo que afirma AMLO de que en su administración no hay intocables.

Pero ya se ha visto, que, uno de ellos es precisamente el mismo Fiscal Federal de la República, Alejandro Gertz Manero, a quien se le ha visto una actitud como de que nada más está nadando de a muertito dejando pasar el tiempo sin hacer nada y tal vez, protegiendo a gente poderosa que posiblemente lo tengan bien agarrado de salva sea la parte obligándolo a no hacer nada o al menos nada más dorar la píldora pero sin llegar a nada claro, más que puras elucubraciones y especulaciones que nada más mueven a la opinión pública.

Sea pues. Vale.

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