Cuestión de religiones imperantes

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Por: Sergio Mejía Cano

Se dice, y se dice bien que no es correcto escribir sobre asuntos personales en una columna de opinión; sin embargo, en ocasiones es viable para dar el enfoque necesario para de que lo que se trata un tema en especial.

Resulta que cuando un servidor ingresó a primero de secundaria me impactó ver que entre otras materias estaba la de música, lo que llamó grandemente mi atención; pero mayor fue mi sorpresa que la materia se refería a “historia de la música” y no en sí al estudio del solfeo, del que ya tenía algunos avances en este estudio y, al preguntarle al profesor si no nos iba a enseñar solfeo, respondió que no, pues la materia era para dar conocimientos sobre cómo la música llegó a ser esencial para el desarrollo de la humanidad.

Así que el profesor de la materia de música en la secundaria nos dio a conocer a sus alumnos sobre los primeros instrumentos musicales usados por los antiguos habitantes de diversas naciones tanto en otros continentes como en el que ahora habitamos y, a quienes para tratar de imitar principalmente los sonidos de la Naturaleza crearon sus primeros instrumentos entre los que sobresalieron los de viento y de percusión, esencialmente.

La semana pasada estuve en la bella Perla Tapatía en donde fui invitado a presenciar una reunión entre familias en determinado barrio de la ciudad, en donde se habló de que se tiene que poner énfasis ante la Secretaría de Educación Pública (SEP) para que se imparta religión en las escuelas de educación básica para así, resaltar los valores religiosos y que las nuevas generaciones crezcan con la misión de hacer el bien en vez de adentrarse en la delincuencia y la drogadicción y la homosexualidad, algo de lo más sorprendente en dicha reunión, pues se notó la extrañeza entre la mayoría de los asistentes a esta reunión familiar, al voltear a mirarse a los ojos entre todos, pues en sí ningún humano está exento de esto.

Se pidió la opinión de quien quisiera exponer sus argumentos ya fuera en contra o a favor de esta propuesta. Desde luego que hubo voces a favor; pero también en contra aduciendo el estado Laico que nos rige, y otras alegaron que esto se hacía en los colegios privados y que no pasaba nada malo con impartir religión.

A petición de familiares, amigos y conocidos se pidió mi opinión al respecto; sin embargo, mi exposición como que no cayó nada bien entre la mayoría de los asistentes, pues mencioné que sí estaría bien que se impartieran clases de religión, pero ¿de cuál de todas las que hay? Desde luego que esto causó cierta sorpresa, porque hubo quien me aclarara que de lo que se trataba era de la religión católica y no de otras más, pues la religión católica es la que profesa la mayoría de los mexicanos. Entonces mi opinión versó en que ahí estaba lo malo del asunto, porque en un salón de clases podría haber alumnos que profesaran otra religión o ninguna en sí. Ante eso, uno de los asistentes me espetó que esto no era posible, pues la mayoría de la gente en Guadalajara era ferviente creyente de la religión católica.

Así que acordándome de la materia de la clase de música en la secundaria, dije que lo más viable sería impartir historia de las religiones en el mundo y no de una sola en sí y, que se explicara a los alumnos de educación básica cómo es que se impuso en lo que ahora es México la religión católica, que prevaleció a partir de la invasión de los ibéricos que llegaron a este continente y que a sangre y espada se les obligó a los habitantes de esta región de lo que ahora se denomina Mesoamérica y, que después de todo, la mayoría, si no es que todas las religiones que se profesan en nuestro país dependen del judaísmo y, si bien la predominante fue en un buen tiempo la católica, hoy en día se han cambiado muchos de los feligreses del catolicismo hacia otras religiones dejando cada día menos adeptos al catolicismo.

Obviamente que mi exposición no fue bien aceptada, por lo que se me invitó a dejar el lugar de la reunión; sin embargo, antes de salir de la reunión puse énfasis en que las naciones de lo que hoy es Mesoamérica, al igual que otras tantas en el mundo tuvieron sus propias creencias, las que tuvieron que dejar para posteriormente aceptar las creencias de los pueblos invasores dominantes, tal y como ocurrió en esta región. Así sucedió en Grecia cuando llegaron los romanos y Zeus pasó a ser Júpiter. Los dioses que prevalecen son los de los vencedores, pues el Dios de los vencidos no es el verdadero, sino el de los vencedores ahora.

Sea pues. Vale.

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