Protección para las conciencias susceptibles en la era de cristal

CON PRECAUCIÓN

Por: Sergio Mejía Cano

Constantemente se oye decir que hoy en día estamos envueltos entre la generación de cristal debido a que ahora muchas frases, palabras, noticias, fotografías o comentarios en general que anteriormente eran muy comunes entre la mayor parte de la población, ahora están prohibidas, censuradas o limitadas en su pronunciación y exhibición.

Varios de mis contemporáneos y un servidor llegamos a suponer que en este nuevo milenio ya habrían de desaparecer infinidad de tabúes de todo tipo, incluidos los religiosos; sin embargo, todo indica que ha sido al contrario, ya que hoy en día infinidad de palabras antes de uso común ya no se pueden pronunciar ni publicar, porque si en alguna publicación referente a la nota roja ya no se pueden escribir o pronunciar palabras como asesinato, balaceras, atentados, etcétera, pues muchas de estas palabras se tergiversan cambiando algunas letras por números o con puntos suspensivos posteriores a la primera letra inicial y, si algún reportero está trasmitiendo alguna nota respecto a un hecho sangriento, al pronunciar alguna de estas palabras hoy prohibidas o que se deben de suprimir se le encima el conocido “bip” para que no se oiga la palabra dicha por el reportero.

Se han estado dando casos, sobre todo en videos que se suben a la plataforma de YouTube en donde en vez de decir que mataron a alguien quien informa alguno de estos hechos tiene que decir o le obligan a decir que lo “desvivieron”, porque al parecer hasta decir la frase de que le quitaron la vida a alguien, también ya no se pueden pronunciar ni escribir.

Y a propósito de la plataforma de YouTube en algunas de las películas que ahí se exhiben se bloquean imágenes de balaceras o en donde hay víctimas sangrientas; ya no se diga si en alguna de las imágenes hay desnudos femeninos en donde hasta se tapan las glándulas mamarias y en algunas escenas se tapan hasta los ombligos.

Y tan estamos en una generación de cristal que hasta palabras para referirse a una o varias personas con motes antes comunes como negros, indios, etcétera, ahora se consideran como ofensivos. He ahí el caso del equipo de béisbol de las ligas mayores de los Estados Unidos que durante su creación y durante muchos años se llegó a conocer como los “indios de Cleveland”, ahora se denominan como “los guardianes” en vez de indios. A los bravos de Atlanta también les quisieron cambiar su apodo, sin embargo, nada más quedó en la intención tal vez debido al hacha autóctona que portan en su uniforme, pero así se siguen nombrando como los bravos.

Una de las grandes y conocidas panificadoras de nuestro país le cambió el nombre a uno de sus productos posiblemente para ir con la tónica de moda de no denostar. A muchos niños de piel morena todo el tiempo se les dijo negritos, y así se denominaba uno de estos productos de la panificadora, nada más que en singular, por lo que cambió su nombre a “Nito”.

Hace tiempo se editaba una revista que se llamó “Chanoc” que editaba Publicaciones Herrerías y posteriormente, Novedades Editores, en esta revista salía un personaje con el mote del “negrito

Cucurumbé”, así que, en caso de que se siguiera emitiendo esta revista, ¿cómo le hubieran cambiado el nombre a este personaje?

Lo único que sí evolucionó en cuanto a lo que a prohibición, censura o advertencia se refiere fueron infinidad de películas tanto mexicanas como extranjeras que todavía hasta los años 70 del siglo pasado se consideraban exclusivamente para mayores de 21 años y luego de 18 años de edad; sin embargo, después de esa mitad de los años 70 ya hasta se llegaron a emitir por televisión en horario familiar; aunque de todos modos sigue habiendo películas no aptas para menores de edad, pero muchas de esas películas son en donde se exhiben escenas de terror o violencia extrema.

Comenta una personas que el prohibir algunas palabras, escenas o publicaciones que se consideran altisonantes o referentes a violencia sangrienta, respectivamente se hace para proteger las conciencias de las personas susceptibles que sufren más de lo indecible al ver u oír sobre escenas fatídicas o letales, lo que es verdaderamente curioso, si no es que extraño en demasía hoy en día en que se supone que gracias a los avances tecnológicos y de la ciencia, la mente de la gran mayoría de la población mundial ya deberían de estar más abiertas, más comprensivas y digeribles, por lo que ya nada los podría asustar al ver y saber de cosas ya por demás cotidianas, pues no hay día en que no sigan sucediendo.

Sea pues. Vale.

 

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