Por: Sergio Mejía Cano
El día de ayer el destacado periodista nayarita, Ramón Vargas, en su columna, “Clave Secreta” que se publica cotidianamente en el periódico Express de Nayarit, comenta que al estar degustando unas ricas tostadas el pasado jueves le llegó la idea de escribir sobre tanto excremento que se ve en banquetas tanto de colonias como de fraccionamientos, así como de cotos privados, parques y hasta en plazas públicas que dejan infinidad de canes.
Desde luego, este periodista reconoce que estos animalitos no tienen la culpa; sin embargo, esto también le hizo surgir en su imaginación como cuando está en una taquería y el taquero le pregunta si quiere sus tacos con todo y, obviamente que entre ese todo también va ese excremento, pues estas heces fecales con el paso del tiempo se secan y se pulverizan, así que al paso de los vehículos y levantar polvo, ese polvo va a caer por lo regular al comal en donde se está asando la carne.
Un servidor agregaría que ese polvo de excremento y otras cosas también va a caer a las salsas y demás recipientes en donde está el repollo, la cebolla, los rabanitos, limones partidos, etcétera. Y, entre esas otras cosas que también se pulverizan y más en tiempos de secas, hay saliva y escupitajos en donde se arrojan desechos de las vías respiratorias, algo así como se dice coloquialmente: gargajos. También hay que agregar a este polvo, aguas tóxicas que se arrojan de los talleres mecánicos, orines, pinturas, grasas, algún combustible que se haya derramado, etcétera.
Lo bueno, según se ha documentado, es que el organismo humano está diseñado para crear anticuerpos ante tantas toxinas que ingresan ya sea al aparato digestivo y respiratorio, así como lo que se pega en la piel, pero, como todo tiene un límite y no siempre un organismo humano se encuentra en óptimas condiciones de salud o para crear defensas que lo puedan proteger, pues entonces podría devenir alguna enfermedad, incluso hasta infecciosa por todo eso que se acumula en las calles, parques, jardines y plazas públicas.
En cuanto a que no haya una higiene adecuada en donde se expende algún tipo de comida, no nada más se da en puestos callejeros, fijos o semifijos o que están a la orilla de calles y avenidas con tránsito vehicular ya sea poco o mucho, pues todos los vehículos levantan polvo a su paso y, por ser muy liviano viaja y se expande considerablemente; porque también existe la posibilidad de que hasta en el mejor, más caro y lujoso restaurante del mundo, también su higiene sería cuestión de poner en duda, pues desde hace muchos años se documentó que hasta en el más ostentoso restaurante de cualquier país hay cucarachas y otras alimañas e insectos de todo tipo.
Como suele suceder a la mayoría de la gente, a lo largo de la vida se llega a conocer personas que han desarrollado su vida activa en diversas labores, así que lo mismo, he conocido meseros que han atendido infinidad de eventos tanto en lujosos casinos y restaurantes, así como en modestos y populares lugares.
Pues bien, cierta vez al comentar sobre la higiene en las cocinas de los restaurantes, un conocido que se pensionó como mesero y que perteneció a uno de estos sindicatos de atender al público, comentó alguna vez que es prácticamente imposible llegar a fumigar por completo la cocina de un restaurante, sobre todo, los de los hoteles que, hay algunos que tienen que trabajar las 24 horas del día, por lo que se tienen que estar elaborando todo tipo de platillos y más, cuando hay convenciones, etcétera; de igual forma, así trabajan por lo regular las cocinas de los cruceros o de los transbordadores como los que atraviesan el golfo de California, también conocido como Mar de Cortés, como los que viajan de Mazatlán, Sinaloa a La Paz, Baja California y viceversa, cuyo recorrido es de noche. Y, precisamente es en la noche cuando salen las cucarachas y otros insectos, así como ratas de cuatro patas también, pues según se ha documentado, hay barcos de todo tipo cuya población de roedores es mucho mayor a la que conforman tanto tripulantes como pasajeros.
No sé si sean teorías de la conspiración, pero varios conocidos que han llegado a trabajar en las cocinas de restaurantes lujosos, comentan que en caso de que una o más cucarachas u otro insecto caigan en las ollas de los alimentos, no se puede perder tiempo en buscar y sacar y menos si caen a las moledoras o licuadoras, por lo que se aplica aquello del famoso, ahí se va. Y aducen también que nada de nada se debe desperdiciar.
Sea pues. Vale.
