¿una sociedad sin clases sociales ?

logoEL PESO DEL DINERO

Manuel Aguilera Gómez.

 El chismorreo político se ha convertido en la fuente de la sabiduría convencional. En todas la reuniones y tertulias aparece, como espectral intruso, el tema de la sucesión, persistente vocación de los mexicanos desde que Abel Quezada imprimió la efigie caricaturesca del  “tapado fumando cigarros Elegantes”.

En su origen, era un desafío escudriñar, entre gazapos y pitorreos, quien sería elegido para gobernarnos; hoy, la especulación tiene, sin duda, un carácter distinto: no es esperanza sino preocupación por el futuro. En ese mundillo de la especulación escuché una prospección muy extendida.

La prospección alude a dos etapas: La primera fase bien podía llamarse “divide y vencerás”. Alude a que los dirigentes políticos del gobierno está empeñados en dividir a los partidos rivales: impulsar la candidatura independiente de Margarita Zavala para fracturar al PAN ante las aspiraciones de Rafael Moreno Valle. También, evitar que el PRD acepte ser “perdonado” por López Obrador y se sume a las huestes de Morena, para lo cual alientan las aspiraciones presidenciales de Miguel Mancera.

El rumbo de la segunda etapa dependerá de los resultados de las elecciones del Estado de México.  Si el PAN consigue el triunfo con el apoyo del PRD, el futuro para PRI será casi la condena anticipada de su fracaso en las elecciones presidenciales de 2018. Recuérdese que hace seis años se celebró  un compromiso conducente a la no coalición PAN-PRD en la elección para gobernador del Estado de México, acuerdo maquiavélico firmado por César Nava (PAN), Beatriz Paredes (PRI), Luis Miranda (Secretario de Gobierno del Estado de México) y Fernando Gómez Mont (Secretario de Gobernación) que costó a los mexicanos el aumento de un punto porcentual del IVA (del 15 al 16%).

Los propagadores de bisbiseos de toda índole aseveran que la dirigencia del PRD está dispuesta coaligarse  con el PAN en la elección del Estado de México a cambio del respaldo del PAN para 2018 en la elección de Jefe de Gobierno de la Ciudad de México. El acuerdo enfrenta un obstáculo: deja en el camino las aspiraciones de Miguel Mancera quien habría de conformarse con un senaduría plurinominal.

En presagio de un enfrentamiento con López Obrador,  se está perfilando una coalición total  PAN, PRI y PRD para la elección legislativa concebida para conseguir una votación superior al 42%, suficiente para tener mayoría en ambas Cámaras del Congreso por lo cual no sería necesaria la segunda vuelta.

En ese pacto se incluiría un acuerdo público de gobernabilidad para la distribución de los cargos de Secretarios de Estado, que sería presentado ante el Congreso. El punto fino de la negociación sería la candidatura a la presidencia de la República. Habría dos precandidatos: por el PAN sería Rafael Moreno Valle y por el PRI sería José´ Antonio Mead.

La fortaleza de la propuesta priísta residiría en que se trata de una persona indiscutiblemente honesta, de institucionalidad ampliamente probada, sin militancia comprometida pues ha desempeñado cargos de elevada responsabilidad tanto en gobiernos del PRI y del PAN  (Secretario de Energía y de Hacienda con gobiernos  panistas;  Secretario de Relaciones Exteriores, de Desarrollo Social y de Hacienda en gobiernos príístas).

A los  ciudadanos les será presentado el acuerdo como una mágica fórmula política para asegurar unas elecciones tranquilas, garante de la colaboración entre poderes y  el  fin las disputas y chantajes partidistas que tanto daño han provocado en las decisiones (e indecisiones) gubernamentales.

En fin, según sus patrocinadores, esta propuesta logrará superar atavismos ideológicos, traerá unidad política, permitirá restablecer la paz, inducirá al respeto a la ley y prosperidad a la nación porque la estabilidad es el argumento más poderoso para atraer inversión extranjera en forma masiva.

Para sus detractores, esta coalición electoral sería el triunfo del conservadurismo clerical y las exequias de la reforma social inspiradora de la Tercera República, el desenlace natural a tantas claudicaciones de los gobiernos del PRI. Ante este planteamiento ¿cómo reaccionarán los militantes de los partidos en  su calidad de ciudadanos pensantes? ¿Los priístas olvidarán que el PAN nació para combatir los gobiernos revolucionarios? ¿Cuántos optarán por apoyar a Morena? Sería un grave error valorarlos como simples reces de corral. Desprovista de esencia ideológica ¿la lucha electoral  quedó reducida a una grotesca mascarada? ¿Arribamos a un país convertido inopinadamente en una sociedad sin clases sociales.

Manuel.aguilera.gomez@gmail.com

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