Por: Sergio Mejía Cano
Cada día que pasa se hacen más insoportables los fétidos aromas que desprende el río Mololoa, un olor que se extiende ya más allá de dos o tres cuadras del entorno a dicho río. Ahora que ya no ha llovido las aguas que arrastra han bajado de nivel; sin embargo, al parecer el contenido de las mismas se ha concentrado de tal manera que se miren más espesas esas aguas y, obviamente se acrecienta más el olor que despiden a lo largo de la parte de la capital nayarita por donde pasan.