LAS ELECCIONES 2018 DE LATINOAMERICA CAMBIARAN SU ROSTRO

logoPor Octavio Camelo Romero

En Latinoamérica en el 2018 habrá elecciones presidenciales en cuatro países importantes del continente; se elegirán presidentes en Venezuela, México, Brasil y Colombia. Independientemente de las especificidades de cada uno, los procesos electorales tienen tres rasgos comunes; uno, las violentas y sucias campañas; dos, el enfrentamiento entre las burguesías nacionalista y trasnacional, y entre estas y los movimientos democráticos-progresistas; y tres, la elección representará la continuidad o el cambio de los gobiernos.

Venezuela es el país que tendrá elecciones presidenciales próximamente, el 22 de abril; en esa fecha se sabrá si Nicolás Maduro “sigue o se va”; por su parte la oposición ha tenido severas dificultades para nombrar a su candidato, e incluso, para definir si participa o no en la jornada electoral; las derrotas electorales que ha sufrido se han traducido en divisiones de los partidos de oposición, pérdida del optimismo y de las posiciones de boicot a las elecciones; si la oposición pierde, tendrá una derrota de largo alcance.

Por su parte el gobierno ha logrado ciertos avances políticos, pero no ha conseguido dar un nuevo cauce a la difícil situación económica que arrastra muchos problemas, ni tampoco ha aminorado el desabasto de productos básicos, la pérdida del poder adquisitivo de la población y el retroceso en los programas sociales.

En Colombia hay varios candidatos muy cercanos por cierto en las encuestas, sin embargo, dos candidatos progresistas se revelan como los favoritos, ellos son Gustavo Petros y Sergio Fajardo; por su parte, tanto el candidato de Juan Manuel Santos, como el de Uribe, así como los candidatos de la izquierda, Piedad Córdoba y Rodrigo Londoño, de las FARC, reciben poco apoyo popular.

En México se consolida la fuerza electoral de Andrés Manuel López Obrador frente al desgaste del PRI-gobierno y de su candidato, José Antonio Meade, y frente a la fuerza todavía no consolidada del candidato del PAN, Ricardo Anaya. Es real la posibilidad de que AMLO gane las elecciones en México y le respeten su triunfo.

En Brasil, “por el peso del país y por la crisis actual”, la elección presidencial es decisiva no solamente para el futuro del país, sino incluso, del continente.

La derecha no tiene candidato ni programa o propuesta; su futuro lo juega en la pretensión de excluir a Lula del proceso electoral. El tema todavía está abierto, hay muchos procesos en contra del ex presidente pero ninguno con pruebas, y hay todavía varios recursos por delante.

No hay duda que el objetivo de la derecha es invalidar la candidatura de Lula, porque sabe que si es candidato, indudablemente que ganará, incluso en primera vuelta. Pero, aún imposibilitado de ser candidato, Lula será el gran elector, el candidato que él indique y para el cual haga campaña, seguirá siendo favorito para ganar.

Los cuatro casos colocan en el centro de atención la interrogante de “la continuidad o el cambio” de los gobiernos actuales, pero además, determinarán la correlación de fuerzas entre los movimientos democráticos-progresistas y los movimientos de derecha en el conjunto del continente.

No es imposible que al final del año se tenga a Maduro como presidente reelecto de Venezuela, a presidentes progresistas electos en Colombia y en México, y el retorno de un presidente del PT en Brasil. Con una situación semejante cambian las condiciones para las elecciones siguientes, especialmente en Argentina y en Bolivia, así como para la situación del cerco a Venezuela y a Cuba. En fin.

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