Por Octavio Camelo Romero

No es nueva esta preocupación de las crisis humanitarias provocadas por el capitalismo. Ante ellas ha habido diversas propuestas para salir de tales condiciones de vida infrahumana. De esa manera surgieron los planteamientos conocidos como utópicos. Sin embargo, en el siglo pasado hubo quien planteo una salida implementada desde el Estado o Gobierno. Su creador se llama John Maynard Keynes y las consecuencias de su doctrina tuvimos la oportunidad de vivirlas en el México de mediados del siglo XX.

Al final de 1970 y comienzos de los años de 1980 surgen las ideas de lo que se conoce como neoliberalismo.

El término neoliberalismo suele ser asociado con políticas públicas de liberalización de la economía, el libre comercio en general, grandes reducciones del gasto público social y de impuestos al capital transnacional así como disminución de la intervención del Estado en favor de la sociedad y un aumento en la función pública a favor del capital extranjero.

AMLO inicia su gobierno con una crítica al neoliberalismo. El ahora presidente aseguró que México ha vivido desde 1983 bajo el modelo neoliberal que no ha dado resultados ni siquiera a nivel cualitativo, pues la economía ha crecido un 2% en promedio anual. En comparación, dijo, que durante el periodo de 1958 a 1970 el Producto Interno Bruto en México creció a más del 6 por ciento sin incremento de la deuda pública. «La economía neoliberal ha sido un desastre, una calamidad para la vida pública del país», aseguró.

Sin embargo, el capitalismo en general es un organismo que se desarrolla gracias a contradicciones internas entre dos polos antagónicos: los asalariados y los capitalistas. Con el crecimiento de la reproducción del capital crece necesariamente la concentración de la riqueza en pocas manos y la pobreza de la mayoría de integrantes de la sociedad. Keynes dio una solución que se conoció como la implantación del Estado Benefactor.

Se trataba de amortiguar la desigualdad social mediante la inversión pública en gasto social y en empresas para dar ocupación a los desocupados. Andrés Manuel de varias maneras trata de amortiguar las contradicciones sociales del capitalismo y de arribar a una especie de Estado Benefactor.

Lo característico del sexenio de Peña Nieto fue llevar el modelo neoliberal hasta sus últimas consecuencias, lo que implicó una radical reducción de participación del Estado en áreas estratégicas, una mayor desregulación de la inversión del capital transnacional, la pérdida de grandes porciones de los derechos colectivos y la cesión de enormes extensiones del territorio nacional a compañías privadas mexicanas y extranjeras.

En esta lógica Peña Nieto logró lo que no pudieron lograr los anteriores presidentes, entregar la industria energética a los capitales mexicanos y extranjeros. De esa manera el Estado perdía buena parte de la renta petrolera y se hacía necesario cubrir el faltante con nuevos impuestos y deuda pública.

El reto de AMLO no es fácil y menos con el país en banca rota que le dejaron. Y la tarea de humanizar al capitalismo mexicano con el apoyo del gobierno lopezobradorista, se antoja difícil. En fin.