Paulatinamente va desapareciendo el club de Toby

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Por: Sergio Mejía Cano

La elección de la abogada Norma Lucía Piña Hernández como magistrada presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), tumbó varios esquemas y expectativas, ya que es la primera mujer en ocupar un cargo de tal envergadura, pues era un cargo siempre ocupado por varones, al igual que otras dependencias gubernamentales que hasta hace poco tiempo, relativamente, parecían el “Club de Toby”, en donde las mujeres no tenían aceptación.

Afortunadamente hoy en día la mujer ocupa ya muchos puestos en la administración pública, así como en la empresarial y en otros ámbitos. Afortunadamente, porque está comprobado que la mujer tiene mucha más capacidad de retención y atención que el hombre, pues está documentado que esto se debe a que la mujer trabaja ambos hemisferios cerebrales, mientras que el varón, nada más trabaja uno de ellos, claro que con sus posibles excepciones en que, por naturaleza o por ejercicios de inteligencia, hay varones que logran en parte hacer trabajar ambos hemisferios del cerebro tal y como en forma nata lo hacen las mujeres.

Cuando fue el tiempo en nuestro país de cuentos y revistas de cómics, en donde muchos de los hoy adultos mayores nos recreamos con personajes de caricatura en revistas y cuentos, entre estos destacó uno que se denominaba “La pequeña Lulú”, que publicaba la editorial “Novaro”, y en dicha revista, entre los amigos de la pequeña Lulú figuraba Toby, un niño quien a su vez tenía su grupo de amigos que conformaban precisamente “el club de Toby” en donde no se aceptaban por ningún motivo a mujeres, en este caso a Lulú y las demás niñas amigas de esta pequeña.

Así que al igual que el club de Toby, durante muchos años en nuestro país el club de Toby parecía regir en la política, en las empresas, en las escuelas de estudios superiores y en otros rubros en donde era muy difícil que alguna mujer llegara a figurar y, si acaso era aceptada en algún lado, por lo regular con menor salario al de los varones (tal y como por desgracia sucede aún hoy en día) y casi siempre relegada a segundo plano.

Históricamente en nuestro país fue hasta el año de 1947, en el sexenio del entonces presidente Miguel Alemán Valdez en que se le permitió votar a la mujer; pero nada más a nivel municipal. Sin embargo, fue hasta el año de 1953, bajo la presidencia de Adolfo Ruiz Cortines, cuando ya se le reconoció como ciudadana mexicana con toda la plenitud de sus derechos constitucionales; aunque ya había habido mujeres que habían participado en la política desde 1923, cuando una mujer de nombre Elvia Carrillo Puerto, ocupó una diputación local en el estado de Yucatán; y, en 1952 la señora Aurora Jiménez de Palacios, ocupa una diputación a nivel federal. Datos tomados de la entonces página web del IFE.

Así que el hecho de que la designación como magistrada presidenta del SCJN haya llamado la atención y causado escozor y prurito a algunos hombres, tal vez se deba a lo mismo que pronunció la abogada Piña Hernández en su discurso de toma de posesión cuando dijo que se había roto el techo de cristal, porque el cargo que ahora ocupaba, era y había sido única y exclusivamente ocupado por varones.

Pero tal y como se dice coloquialmente de que para todo hay gente, posiblemente a algunas personas de ambos sexos no les haya parecido nada bien que ahora sea una mujer quien presida y encabece al Poder Judicial debido a la educación machista que nos ha envuelto a la mayoría de los mexicanos, una educación en donde se nos ha impuesto que el hombre representa la fuerza, el patriarcado, el que decide, el que manda pues; sin embargo, esto va cayendo paulatinamente, aunque por desgracia aún existen varias comunidades en donde la mujer sigue siendo relegada, sigue siendo reprimida y tratada como un ser de segunda clase, como se ha documentado que esto sucede en varios municipios del estado de Oaxaca.

Obvio que esta educación machista está más chueca que un cigüeñal, porque de bien a bien, la raza humana ha logrado subsistir hasta nuestros días gracias a la fuerza de la mujer que es en sí, quien ha hecho sobresalir a la especie humana, pues la mujer es la que cría, cuida y protege no nada más a los menores de edad, sino hasta a los adultos de todas las edades. No por nada todos los humanos tenemos en la mente primeramente a la mamá. ¿Qué acaso nadie toma en cuenta que cuando nos lastimamos o accidentamos lo primero que evocamos e invocamos es a la mamacita linda? ¿No es esa es la primera expresión que viene a la mente?

Sea pues. Vale.

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