LA LUCHA REAL Y REVOLUCIONARIA DE LAS MUJERES

logoPor Octavio Camelo Romero

Una visión enajenada de la sociedad ha impedido que varias luchadoras sociales no comprendan que en el capitalismo las relaciones humanas son relaciones de explotación; que el “capital” explota a la mujer de manera directa y de manera indirecta; que la explotación directa surge cuando en calidad de obrera o de trabajadora asalariada se relaciona con el capital; que la explotación indirecta se da en la familia cuando asume las funciones de “ama de casa”; y que “el empoderamiento de la mujer” lleva entre otros propósitos el encubrir la real lucha de clases por una lucha de sexos y el debilitamiento de la lucha obrera enfrentando a los sexos en el interior de los hogares o de las familias.

Ya lo dijimos en este espacio: “Una “condición necesaria” para la “reproducción del capital” es el “mantenimiento” y la “reproducción” de la clase obrera.” Y a la interrogante: ¿En dónde se da el mantenimiento y la reproducción de las y los obreros, o simplemente de los trabajadores? La respuesta salta a la vista: en el seno del hogar o en el seno familiar. Recordemos que el trabajo es una actividad racional intencionada que implica desgaste diario de energías, de músculos, de cerebro, de mente, etc.

Y que por lo tanto los debe reponer para al siguiente día estar nuevamente en condiciones de trabajar. Este es un aspecto del mantenimiento de los trabajadores asalariados. Y quien se encarga de tan loable labor es la “ama de casa” sin que el “capital” le pague ese servicio. Peor aún, el sistema capitalista sustituye el pensamiento propio de las familias obreras por un pensamiento capitalista en el cual al trabajador asalariado lo llama “capital de trabajo” y a las “amas de casa” las empodera para que le exijan al asalariado un salario por la prestación de sus servicios.

Ese “trabajo no remunerado” por el capitalismo debiera ser motivo para exigirle al sistema capitalista su remuneración a través programas especiales para la mujer que satisface las necesidades del mantenimiento diario de la mano de obra. Lo que queda claro es que no es el asalariado masculino de la familia quien debe pagar esos servicios, sino que es el Estado al servicio del capital quien debe asumir ese pago por cuanto las prestadoras del servicio son integrantes de los hogares de los trabajadores.

El otro aspecto del mantenimiento de la clase obrera es el cuidado, la formación y la preparación de los integrantes menores de la familia para sustituir a los adultos cuando éstos dejen de ser “productivos” para el capital. En este sentido debemos recordar que el “humano” es un producto social e histórico.

Y las viejas generaciones van siendo renovadas por las nuevas generaciones. Pero en tanto la sociedad va formando a las nuevas generaciones, va transmitiéndoles la experiencia histórico-cultural del momento y preparándolas para el futuro. Sin embargo, como el capitalismo es una sociedad enajenada, entonces va enajenando a los futuros integrantes de la clase obrera.

Esta actividad formativa se lleva a cabo tanto en la escuela como en el hogar. En las instituciones de educación se adiestra o se instruye mientras que en el hogar se forma, pero en ambos espacios, se enajenan a los miembros menores de la familia. Estos aspectos casi no los han tomado en cuenta los movimientos feministas contemporáneos y del país.

Da la impresión que luchadoras sociales de izquierda andan perdidas en la lucha entre los sexos en lugar de la lucha contra el capital y contra el capitalismo en su conjunto. Es evidente que las actividades en el hogar y en la escuela son aspectos de la producción capitalista y de la división del trabajo. Las “amas de casa” tienen a su cargo el mantenimiento diario de la fuerza de trabajo, la formación de los futuros trabajadores y la reproducción de la especie “clase obrera” con la procreación.

Y es claro que estos trabajos son actividades al servicio del capitalismo sin retribución por parte del régimen capitalista de producción. Por lo tanto, este trabajo entra en la categoría de “trabajo no remunerado” o “trabajo excedente”, y por lo cual es creador de plusvalía. Queda plenamente claro que todas las familias de los trabajadores asalariados son explotadas por el capitalismo y que la lucha feminista debe ser contra el capital. En fin

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