Muere Fidel Castro Ruz el gigante y último revolucionario del siglo XX

logoPor Octavio Camelo Romero

Y de pronto la televisión interrumpe su programación para escuchar de boca de Raúl Castro un mensaje: «Con profundo dolor comparezco para informarle a nuestro pueblo, a los amigos de nuestra América y del mundo que hoy, 25 de noviembre del 2016, a las 10.29 horas de la noche falleció el comandante en jefe de la Revolución cubana Fidel Castro Ruz».

La muerte de Fidel cierra 60 años de historia, desde que el grupo revolucionario comandado por él, provenientes de México, desembarcó en Cuba en 1956 para impulsar la guerrilla que derrocó a Fulgencio Batista en 1959. Con la partida física de Fidel deja de existir físicamente una de las principales figuras del siglo XX. Sin embargo su legado revolucionario, teórico, moral, etc., lo hará que exista hasta que la humanidad desaparezca.

Desde que por motivos de salud abandonó el poder en 2006, la principal actividad pública de Fidel fue la publicación de artículos en la prensa nacional y extranjera. Su aparición en público se fue espaciando gradualmente pero se mantuvo presente hasta los últimos tiempos.

Sus convicciones ideológico-políticas las mantuvo hasta su muerte. Tras la histórica visita de Barack Obama a la isla, publicó en una de sus columnas periodísticas esta lapidaria frase: «No necesitamos que el imperio nos regale nada». Aquí se expresa su rechazo final, poco antes de morir, al país con el que se peleó durante décadas, su enemigo irreconciliable.

La partida física de Fidel supone una gran sacudida emocional en el mundo por el peso abrumador que ha tenido su figura en la vida cubana y en la lucha antiimperialista durante generaciones y generaciones del siglo pasado y de este siglo. Su muerte impacta tanto a sus partidarios como a sus detractores.

Políticamente la muerte física de Fidel Castro representa el fin de una era, lo último de la era del socialismo real. Desde antes de su partida iniciaron los cambios sustanciales en el sistema cubano; tuvo la desgracia de mirar que Cuba se estaba convirtiendo en algo muy distinto a lo que él había soñado y por lo que había luchado y matado.

La Revolución cubana en sus inicios fue una confluencia de fuerzas y movimientos heterogéneos y políticos unificados por un fuerte nacionalismo y una alta dosis de antiimperialismo. Cuba tenía entonces estrechos vínculos políticos y económicos con Estados Unidos.

Tras la victoria y una vez consolidado en el poder, Fidel Castro impuso al país un importante giro marxista leninista que lo aproximó a la Unión Soviética y a la China de Mao. La URSS desde el siglo pasado dejó de existir y China desde la muerte de Mao Tse-tung le dio la vuelta al timón en 180 grados y exitosamente arribó al capitalismo.

Con la ayuda de la URSS Cuba se distanció de Estados Unidos e intentó exportar su modelo de lucha al resto de América Latina. De este modo, Fidel comenzó a apoyar a casi todos los movimientos guerrilleros que comenzaban a actuar en la región. Sin embargo, si bien no cuajó su proyecto, él y su Revolución impactaron de lleno en los colectivos revolucionarios de Latinoamérica.

Fue tal su influencia que para frenar su contagio Estados Unidos no sólo debió inventar la Alianza para el Progreso, sino que respaldó a los militares golpistas. Las Fuerzas Armadas latinoamericanas se constituyeron en el último dique de sus sociedades occidentales y cristianas frente al “comunismo cubano e internacional”. Sin embargo, las dictaduras militares de las décadas de 1960 y 1970 sirvieron para legitimar a la Revolución Cubana frente a los ojos de las sociedades ávidas de crecimiento económico y libertades políticas.

Fidel Castro Ruz físicamente se fue, pero sus enseñanzas, sus teorías, sus pensamientos, sus emociones perdurarán hasta el último momento de la existencia de la humanidad. En fin.

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