EL PESO DEL DINERO.

Manuel Aguilera Gómez.

El triunfo electoral de Trump oscureció otras decisiones tomadas por el pueblo norteamericano. Por ejemplo, los ciudadanos de siete estados fueron consultados sobre la aprobación del consumo de marihuana con fines medicinales y también lúdicos. En los estados  de Colorado, California y Massachusetts  se aprobó el consumo y comercialización de la marihuana con fines recreativos; el resultado inmediato de este referendum, en esos estados cesarán las persecuciones de los vendedores de esta droga.

La nueva realidad habrá de ser otra fuente de conflictos con México. Por ejemplo, ¿se endurecerán las medidas restrictivas en Baja California Norte y en Sonora, mientras en los vecinos estados de California y Colorado está permitida la comercialización de la hierba? ¿Cómo se conciliará la actitud de beneplácito de esos estados sureños frente a la política  de combate a las drogas sostenida por la Casa Blanca?

Sinceramente, creo que la política estadounidense va a seguir siendo hipócritamente dual: permisiva al interior a favor de una sociedad narcotizada, dócilmente gobernable; y severamente enérgica hacia el exterior, mediante el reclamo del cumplimiento de compromisos asumidos en los foros internacionales.

Frente a esta realidad política plagada de cinismo, el gobierno mexicano debe asumir un papel consecuente con su responsabilidad de ejercer la soberanía a plenitud en su territorio. Enfrenta una disyuntiva: entrega el poder a los traficantes de narcóticos con la consiguiente pérdida de la gobernabilidad del país o asume la actitud valiente, decidida a recuperar el control de amplias zonas del país dominadas por grupos delincuenciales cuyos negocios conducen a la implantación de un Estado Fallido. Es un tema político de gran trascendencia histórica.

Si opta por esta segunda vía, el enfrentamiento no será sólo con los narco-comerciantes sino también con quienes se autocalifican de “modernos” defensores de los derechos humanos y promotores del debilitamiento del poder del Estado en el terreno económico; es un campo donde coincide el interés de comerciantes, consumidores y algunos académicos; es el ámbito donde se definirá la supervivencia del Estado mexicano.

La actitud tolerante ante el consumo de drogas imperante en Estados Unidos ¿acaso abre algún nicho de negocios para la marihuana mexicana según dijo Fox?  Impregnada de desfachatez, esta es una oportunidad inexistente debido a que la mayoría de marihuana consumida en ese país es cultivada en territorio estadounidense en instalaciones modernas, con apoyo de técnicas intensivas de cultivo y prácticas sanitarias desconocidas en el agro mexicano.

El conflicto se va acentuar en el ámbito de la cocaína, de las drogas sintéticas y de la heroína. El flujo de la cocaína procedente, principalmente, de Colombia no ha cesado y es distribuida si recato con el apoyo de las policías municipales.

Las importaciones de materias primas precursoras de estupefacientes sintéticos procedentes de Hong Kong y otras ciudades orientales se realiza ahora, de manera primordial, a través de Manzanillo debido al control de las operaciones por parte de la Marina en el puerto de Lázaro Cárdenas.

Y la producción de goma de opio procedente de la amapola, precursora de la heroína, se ha intensificado en la tierra caliente de Guerrero y Michoacán ante la inexplicable complacencia de los órganos de gobierno, arrojando su saldo de ingobernabilidad conocidos.

En tales condiciones, todos los conflictos sobre drogas en suelo norteamericano serán, de nueva cuenta, atribuidos a la incompetencia y complicidad de las autoridades mexicanas para controlar el trasiego de drogas. La venta de armas a delincuentes mexicanos no se va controlar en suelo americano y, para colmo de males, las autoridades hacendarias ya han perdido totalmente el control de sus  aduanas.

Al igual que lo hizo con los prominentes dirigentes políticos signatarios de la OTAN, Obama también alertó al presidente Peña de los propósitos de Trump respecto a México y los mexicanos. No hay lugar al engaño.

Confiado en que el nombramiento inminente de Videgaray como embajador en Washington resolverá esta compleja realidad, el mundo político sigue actuando a espaldas de esta perspectiva ominosa.

Enfrentados, ocupados en participar en la desenfrenada lucha por el poder, no tenemos políticas alternativas para hacer frente a los problemas agudizados por una revolución racista-ultraconservadora en  ciernes, patrocinada desde la sede el Imperio.

Manuel.aguilera.gomez@gmail.com