EL DESDEÑOSO TRATO DE TRUMP HACIA MÉXICO.

logoEL PESO DEL DINERO.

Manuel Aguilera Gómez.

¿Por qué impera la impresión de que el Presidente Ronald Trump tiene una clara, inconfundible propensión a dañar a México, a los mexicanos, al gobierno de Peña Nieto? De nuestra parte, no hay un obsesivo sentimiento de persecución sensiblera sino nos atenemos  a los testimonios de que cuando el señor Trump expresa con sinceridad sus sentimientos aparece esa inclinación en forma trasparente.

A menudo esgrime el razonamiento de que los mexicanos estamos “abusando” de los norteamericanos y utiliza  los saldos de intercambio comercial entre México y Estados Unidos para sustentar su apreciación. En efecto, las relaciones comerciales entre  ambos países muestran un superávit a favor de México por la nada despreciable diferencia de más de 50 mil millones de dólares. ¿Acaso es la única economía que saca provecho de las relaciones comerciales con Estados Unidos?

De ninguna manera. Cito de memoria: el comercio con China arroja un saldo negativo para la economía estadounidense del orden de 350 mil millones de dólares; con Japón, de 80 mil millones de dólares; y con Alemania, de 65 mil millones de dólares. Y con esos y otros países, Estados Unidos no tiene firmado ningún tratado comercial bilateral.

Las exportaciones mexicanas al mercado estadounidense tienen dos rasgos distintivos: por un lado están compuestas por productos agropecuarios, principalmente hortalizas, con base en el sistema de agricultura por contrato, consistente en que empresas importadoras proporcionan crédito, asistencia técnica, insumos a los productores nacionales, así como asegurarles la compra de su producción con estándares de calidad establecidos a un precio previamente pactado.

Al momento de la cosecha, hacen su aparición las empresas contratantes para empacar el producto y enviarlo en camiones climatizados a cadenas comerciales establecidas en Estados Unidos. Es un sistema también probadamente eficiente en otros cultivos como la floricultura y en general en la agricultura de invernadero.

En el sector manufacturero, por su parte, las exportaciones nacionales fueron integrándose a procesos industriales multinacionales, es decir, forman parte de transacciones en cadena de grandes firmas trasnacionales con sus empresas filiales  y subsidiarias. Este ha sido el origen del éxito de la industria automotriz y la de autopartes.

Este proceso ha sido muy beneficioso para México porque le ha permitido a las exportaciones de esa rama alcanzar un contenido nacional  del más del 60%, es decir, más de la mitad del valor de las ventas al extranjero de esta industria proviene del trabajo y materiales nacionales. En cambio, otras exportaciones manufactureras –aparatos electrónicos, por ejemplo—tienen un contenido nacional de menos del 10%.

Obviamente, el éxito de aquella rama radica en haber logrado integrase a eslabonamientos productivos a escala mundial realizados por compañías trasnacionales. Este eslabonamiento no fue obra de alguna política comercial predeterminada por el gobierno sino de las circunstancias geográficas asociadas al mercado estadounidense. No fue el resultado de la liberalización del comercio exterior –como suelen afirmar los trasnochados neoliberales–  sino de las decisiones tomadas por las empresas trasnacionales.

Por esa razón, si bien México ha firmado acuerdos de liberalización comercial con alrededor de medio centenar de países, sus resultados son mayoritariamente adversos para el país debido a que no toman en cuenta que el comercio internacional está integrado, en más de dos terceras partes, por transacciones interfirmas como los reconoció  la UNCTAD hace cuatro décadas.

Hay un principio fundamental: el éxito de toda política de exportación depende    de acuerdos con empresas trasnacionales. Esta es una premisa que de ordinario ignoramos y, por ello, se producen las opiniones descabelladas que hemos venido escuchando durante las semanas recientes.

Pero volvamos a la pregunta original. ¿A qué obedece la incontrolable repulsa del señor Trump hacia lo concerniente a México? ¿Mal esconde un sentimiento racista, xenófobo? Se ha extendido la versión acerca de un frustrado proyecto inmobiliario en las playas de Tijuana como la explicación de su actitud.

Me temo que el problema es más complicado y poco tiene que ver con el comercio internacional o con inversiones inmobiliarias.

Me inclino a pensar que el desdeñoso trato de Trump hacia México es obra de equivocaciones en la política exterior, imbricadas en el terreno de las relaciones político-electorales.

Maguilerag@prodigy.net.mx.

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