LA SEGUNDA DE UNA SERIE INFINITA DE CONSULTAS CIUDADANAS

logoPor Octavio Camelo Romero

Consultar al Pueblo sobre la forma de gobernar lo mandata la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. La Soberanía radica en el Pueblo. Por eso el ejercicio de la “Consulta ciudadana” no abarca a toda la población aunque sea un tímido suceso que valide   el espíritu de la Revolución Mexicana.

En los años de 1910-1917 los mexicanos de ese entonces se movilizaron para cambiar la forma de gobierno y constituir una República con vida democrática de sus habitantes. Sin embargo, algunos gobiernos y dirigentes políticos le dieron la espalda a la Carta Magna y crearon un presidencialismo opresor.

A partir del primero de julio del 2018 los mexicanos de hoy hacemos el intento de rescatar al país de las manos del neoliberalismo llevando al triunfo electoral a Andrés Manuel López Obrador como presidente de México. Se pretende rescatar la tradición democrática de la vida en sociedad. Por ello es importante el esquema de la consulta ciudadana para normar el criterio del próximo presidente de la República, quien rendirá protesta de Ley el día primero de diciembre de 2018.

Hasta la fecha van dos consultas ciudadanas. La primera tuvo por objeto la concientización de un amplio sector de la sociedad mexicana sobre la construcción de la terminal aérea en el lago de Texcoco y su impacto negativo en el medio ambiente ecológico.

La consulta del sábado 24 y el domingo 25 de noviembre será utilizada por el próximo presidente para decidir sobre la construcción y puesta en operación del Tren Maya, que uniría los puertos de Salina Cruz y Coatzacoalcos, la siembra de un millón de hectáreas con árboles frutales y maderables y la construcción de una refinería en Dos Bocas, Tabasco. Y cuya finalidad sería la generación de miles de empleos en el sureste de México.

La creación de importantes obras de infraestructura orientadas a fomentar el desarrollo económico de la región y la reducción del costo de los combustibles con un beneficio directo para el transporte, el cual impactaría positivamente en los precios de una gran variedad de productos.

Pero además se consulta a la ciudadanía sobre diversos programas de desarrollo social que representarán grandes beneficios para amplios sectores y regiones del país. La democracia participativa constituye la mejor forma de gobierno. En Nayarit se tuvo una experiencia semejante en el gobierno de Don Emilio M González. Empero, esta experiencia requiere que la población en general y los ciudadanos en lo particular, tomen conciencia de lo que este cambio implica y significa, tanto para el presente como para el futuro.  Y sobre todo, que se respeten los derechos e intereses de los segmentos económicamente menos favorecidos y de las nacionalidades mexicanas o pueblos originarios. En fin.

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