Por: Octavio Camelo Romero
Realmente la universalización del capitalismo surgió en la década de los 90 del siglo XX a partir de la sepultura de la URSS en diciembre de 1991. La universalización del capitalismo implica como necesidad la universalización de la explotación de los trabajadores, esto es, la explotación de toda la humanidad.
Y tal situación crea la necesidad de seres humanos dúctiles, flexibles, dóciles, los cuales es indispensable reeducar a los ya existentes y educar a las nuevas generaciones. Por eso desde la década de los 90 del siglo XX y lo que va del siglo XXI, han surgido y se han desarrollado las investigaciones sobre inteligencia emocional, bienestar, competencias emocionales, emociones positivas, neurociencias, etc.;
Educar emocionalmente se ha definido como desarrollar competencias emocionales; y sustancialmente las competencias emocionales se definen como el conjunto de conocimientos, capacidades, habilidades y actitudes para comprender, expresar y regular las emociones conforme lo requiera el capitalismo universal. Sin embargo, para educar emocionalmente a las actuales y futuras generaciones de humanos, es imprescindible la formación emocional de los educadores, bien sean docentes y / o padres de familia.
La educación emocional debe garantizar la preservación de la propiedad privada capitalista y la conservación de la explotación a los trabajadores; por eso se le sumerge en el ámbito de la moralidad porque una persona con altas competencias emocionales las podría usar en contra de estos principios del capitalismo universal; y para que tal cosa no suceda se adjunta a la educación emocional, la educación moral, en donde cada persona debe desarrollar sus principios morales de no atentar contra la propiedad privada capitalista en la versión de “no robarás”, “no harás daño”, “no atentarás”, etc.; esta educación moral se refuerza con la educación emocional instrumentada para capacitar a los trabajadores a regular sus emociones y reprimir el coraje contra sus explotadores; más aún, justificarlos.
Recordemos que las emociones son respuestas a estímulos y cumplen una función de adaptación al medio ambiente y sirven para asegurar la supervivencia del individuo. En esta perspectiva las emociones negativas juegan un papel más relevante que las emociones positivas. Sin embargo, las emociones negativas al parecer son innatas mientras que las emociones positivas son aprendidas, son productos de aprendizajes. El siglo XXI se ha interesado por las emociones positivas.
Las emociones positivas son las que se experimentan cuando se logran los objetivos, sobre todo si se logran antes de lo esperado o si lo logros son mejores que lo previsto; Para algunos, existen las emociones básicas, las cuales son miedo, ira, tristeza, asco, alegría y sorpresa.
Sin embargo, para otros las emociones se sitúan dentro de un continuo estructurado entre polaridades y el número de emociones varía, se hace más complejo; Ciertos teóricos consideran que las emociones positivas provienen en primer lugar de los “placeres sensoriales”. Del tacto, produce placer el tocar y ser tocado; de la vista, la belleza, la armonía, las artes; del oído, la música, palabra, sonidos; del gusto, los sabores; y del olfato, los olores, perfumes.
Sin embargo, el desarrollo de las emociones positivas es para potenciar el bienestar con felicidad de la humanidad y consecuentemente preservar al capitalismo universal. Empero, hay enseñanzas que se deben tomar en cuenta. El aprendizaje se ve dificultado cuando el estado de ánimo está alterado, y en cambio se ve favorecido con la tranquilidad porque se puede concentrar en la acción. Y una técnica para tranquilizarse y facilitar la concentración es la relajación, ejercicios de respiración y meditación.
Es importante empezar la clase con ejercicios de relajación en lugar del pase de lista. En fin.