EL SISTEMA EDUCATIVO TIENDE A LA DESHUMANIZACIÓN

la yuntaPor: Octavio Camelo Romero

Con la pandemia del covid-19 las condiciones de la educación formal e informal, cambian. Anteriormente como que existía un acuerdo no-explicito entre profesores y padres de familia. En la escuela formal se enseñaba la ciencia y la tecnología por parte de los docentes, y en casa, en la educación informal, la familia con los padres a la cabeza enseñaba valores, comportamientos sociales, lo cual se asemejaba a la educación emocional. Pero la pandemia vino a trastocar las antiguas condiciones y a generar nuevas.

Con el confinamiento la escuela se metió en los hogares; pero quiere llegar a los hogares como escuela, con el mismo currículo, con los mismos textos guías, con las mismas tareas academicistas, incluso seguir con las mismas normas; por lo tanto, los padres de familia de la noche a la mañana les dan la tarea de ser docentes en lugar de formadores; y los maestros asumen el rol de capacitadores de los padres de familia y de supervisores de las actividades educativas de los alumnos; y aquel rol de los padres de enseñar a su hijo de acuerdo a su singularidad, se trastoca y ahora lo someten al esquema de la homogeneidad; los vicios y las deficiencias de la escuela ahora se anidan en los hogares que tienen televisor, Tablet o celulares.

El ser humano nació para ser singular, único e irrepetible; cada uno puede ser original y creativo; cada uno tiene una huella en cada dedo que ninguno en el mundo la tiene igual; cada uno tiene una huella irrepetible en la psiquis, en los sentimientos, una huella en su forma de sentir, pensar y actuar, una huella en lo que quiere ser, en su proyecto de vida; ¿Por qué en lugar de la homogenización, esa huella no se busca en cada estudiante, en cada alumno?

En lugar de estar buscando la homogeneidad, hay que permitir que las personas sean capaces de encontrarse a través de su educador, a través de formador, a través de su mediador; y permitir que las personas descubran su talento y sus posibilidades; esa persona que es singular, única, irrepetible y creativa, es una persona es autónoma; la autonomía indica que tiene la posibilidad de tener un proyecto de vida personal; pero ese proyecto de vida está indicando que la persona debe tener la libertad de optar, decidir y de elegir con responsabilidad; si se opta por algo que dañe a un tercero, no se está haciendo uso de la responsabilidad sino de la irresponsabilidad; entonces la autonomía se convierte en anarquía; la singularidad responde al Yo y sus circunstancias; las circunstancias son las que permiten el encuentro con los demás; y cada quien fue diseñado para ser una persona trascendente, o sea, una persona que deje huella por su transitar por la vida. Empero, ¿Qué debería hacer la escuela para rescatar lo humano, aún en las condiciones del confinamiento?

Evidentemente que la escuela tendría que transformarse y convertirse en un centro de educación que permitiera que el humano se desarrollara para lo que fue creado, para lo que fue hecho, para ser, para saber, para saber hacer; para poder expresar su forma de sentir, pensar y actuar; y para dirigir su forma de vivir, de convivir, y su forma de aprender y emprender.

Hay diez aprendizajes fundamentales del humano; aprender a ser, aprender a sentir, aprender a actuar, aprender a vivir, aprender a convivir, aprender a saber, aprender a saber hacer, aprender a pensar, aprender a aprender y aprender a emprender. Y si miramos los aprendizajes en término de competencias, entonces con los cinco primeros aprendizajes se iría en contra de las competencias que se trabajan actualmente, porque aprender a ser implica competencias antropológicas, aprender a sentir implica competencias afectivas, aprender actuar implica competencias éticas y morales, aprender a vivir implica competencias axiológicas y espirituales, y aprender a convivir implica competencias sociales y ciudadanas.

Los otros cinco aprendizajes implican las competencias que actualmente se trabajan; aprender a saber, competencias académicas y científicas; aprender a saber hacer, competencias laborales y ocupacionales; aprender a pensar, competencias cognitivas; aprender a aprender, competencias investigativas y tecnológicas; y aprender a emprender, competencias de liderazgo y emprendimiento. En fin.

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