Lecturas entre la pandemia

la yuntaCRÓNICA

Por: Zulma Gladis Montero Valencia

A las cuatro de la tarde del día jueves 17 de diciembre del año 2020, una de esas reuniones de apasionados lectores y escritores se hacía posible nuevamente en el Café Luna que se encuentra en la Plaza Luna Lima de nuestra Capital. El establecimiento se encontraba silencioso, tan diferente a otros tiempos como cuando solo se escuchaba el bullicio de voces mezcladas entre los presentes que visitaban con frecuencia el lugar, sin embargo, el ruido estruendoso de los vehículos no dejaba de circular por el boulevard Tepic-Xalisco.

Eran tiempos de pandemia y las personas se limitaban a asistir a sus encuentros amistosos manteniéndose en confinamiento, no obstante, aún para algunos resultaba el espacio más interesante donde podían saciar las emociones que vibran entre la armonía y musicalidad de los versos que eran externados por el club de lectura “Al ritmo de la luz”.

Los amantes de la literatura Fernando García y César Tapia, habían llegado quince minutos antes de la hora acordada y mi presencia apareció cinco minutos después que ellos, por lo que pude observar la llegada del escritor Pedro López Luna y su distinguida esposa Silvia Mendoza, que entraban apresurados para tomar las medidas de higiene necesarias, ya que afuera de cada una de las puertas de cristal de ese llamativo espacio, la señora Mercedes García, dueña de la cafetería, había mandado colocar un tapete sanitizante de calzado, una alfombra de secado y la botella de gel antibacterial que se hallaba sobre una pequeña mesa rectangular de madera a un costado.

Obligatoriamente todos debíamos seguir con estricto apego el filtro sanitario y portar un cubre boca como requisito para obtener el paso de entrada. Los empleados se encontraban sentados mirando tras el mostrador en desconcierto por aquella soledad y aquel vivir desgarrante en carne propia que se había incrustado en la existencia de cada ser ¡Cómo era posible que el mundo hubiera cambiado tan drásticamente y la rutina diaria se encontrara paralizada!

La asistencia de aquellos literatos alegró un poco el ambiente aprensivo que allí existía – ¡Bienvenidos! -. se acercó la señora Mercedes- es un placer recibirlos, mis trabajadores vendrán a colocar tres mesas más para guardar la sana distancia.

– ¡Claro! muy amable, nuestros lectores invitados en esta ocasión solo serán tres; estos tiempos tan amargos nos han limitado a todo. Hoy estamos aquí con el corazón en la mano tratando de alegrarnos el alma entre letras que brotan sin parar desde lo profundo, agradecemos infinitamente sus atenciones. -comentó el escritor Fernando.

El tema de la terrible cuarentena a causa del coronavirus era intrigante e inaceptable, pero habría de hacer algo por la humanidad, debíamos leer, leer y hacer llegar hasta los lugares más recónditos la belleza del pensamiento para así poder ocultar el pánico abstraído a partir de aquella insospechada noticia del COVID-19 expandida en el mundo entero.

La incertidumbre traspasaba hasta por los poros, pero, el instinto insaciable de devorar aquellos maravillosos libros por cada lector propiciaba el olvido como un tipo de amnesia para evadir el tema de la pandemia que acosaba nuestras vidas de manera irremediable.

Sujetando con las dos manos un par de ejemplares de López Luna y mi nueva edición “Oda silenciosa” pude notar por debajo de mis anteojos el acercamiento de la escritora Teresa Velázquez que encajó perfecto en la mesa y con ella traía un dote de libros de su autoría y de otros reconocidos autores. Sus amigas, que en otras veces la habían acompañado, en esta ocasión; no llegaron. Todo había cambiado, existía temor, pánico y por encima, graves repercusiones y una crisis mundial.

Era un día especial para celebrar acatando estrictamente las medidas de distanciamiento “La posada literaria” no podía llamarse de otra forma solo que, algo no marchaba bien en ese pequeño grupo, pues la angustia no dejaba de pasearse en las entrañas de cada uno ya que por la mañana del lunes 07 del mismo, en la inauguración de nuestro Centro Cultural “En el Oleaje del Universo” que se transmitió en vivo en la Yunta Tepic por el periodista Oscar Zuñiga Estrada y en el programa de radio UAN “El tiempo que te quede libre” del fundador Fernando García Ramírez.

habíamos dedicado la emisión en memoria de Enedina Mendoza la hermana de la señora Silvia, y aquel impacto de enterarnos del deceso de tantas personas a nuestro alrededor y la angustia por el estado de salud de mi gran amigo Bulmaro Garay que se encontraba convaleciente; era demasiado doloroso, así que por más intentos que se buscaban, resultaba difícil sobreponerse de tantas tragedias.

El entusiasmo de ese encuentro entre fragmentos y poemas hizo posible armonizar el momento, aunque la nostalgia derramaba a cada instante y amenazaba con doblegar los instintos positivos.

Un joven mesero se acercó para que cada uno de nosotros ordenara; como siempre un café americano y mi rebanada de pastel de chocolate amargo sin falta y después de eso un té de frutos rojos, mi favorito, mientras tanto, Fernando no dejaba de pedir que rellenaran su taza de café y entre lectura tras sorbo proseguía, ya que fue él quien dio apertura al elegante acto. La pareja había ordenado dos cafés latte y dos rebanadas de pastel de zanahoria, en cambio el Dr. César con su capuccino y galletas de avena esperaba impaciente su turno para leer. Teresa solo pidió un café mocca y escuchaba atenta cada fragmento leído con pasión.

Los minutos pasaban de prisa, pues cuando nos sumergíamos en aquel mundo mágico de la literatura, se sedaba el dolor de ver caminar ese tiempo tan incierto. Al percatarnos de aquel sutil encanto en el que cada uno nos adentrábamos al analizar la lectura y rememorar a los brillantes autores; desechamos la idea de recluirnos en nuestras respectivas habitaciones, que era algo imprescindible para mantenernos a salvo y debíamos quedarnos allí hasta que pasara el peligro, pero, existía la intensa preocupación de que las lecturas fluyeran con emoción y lograran endulzar el corazón de cada uno como un caramelo que se saborea en el paladar.

Claro, buscando nuestras estrategias y con todas las medidas necesarias Fernando, César y mi deseoso interior por continuar juntos en esa bella acción, prometimos proyectarnos y hacer llegar la lectura a través de nuestra voz a todos los lugares que necesiten un aliciente verdadero de paz, llevada mediante el programa de radio y la sección literaria ”El encanto de la lectura en el canal 10 TV Nayarit .” La Revista que indiscutiblemente dio un resultado impresionante en los radioescuchas y televidentes y para nosotros fue el alimento de cada día, la forma más sublime de compartir las exquisitez de las letras y fomentar el hábito de la lectura.

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