El caso Ayotzinapa sigue y seguirá

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Por: Sergio Mejía Cano

Es comprensible el descontento que prevalece entre las madres y padres de los estudiantes de la Escuela Normal de Ayotzinapa, de los que sigue sin saberse de bien a bien de su paradero; y más, cuando el pasado jueves 18 de agosto, el subsecretario de Gobernación Alejandro Encinas y, quien encabeza la Comisión para la Verdad y Acceso a la Justicia que, se estableció para ahondar aún más sobre el caso de Ayotzinapa, señaló fehacientemente que “no hay indicio alguno de que los estudiantes se encuentren con vida”.

Claro desazón en el estado de ánimo de madres y padres de estos estudiantes, porque queda claro que, para una mamá y un papá, su espíritu no descansa jamás hasta no saber completamente lo que les pasó a sus hijos. Porque se ha documentado y sabido que, mientras no se sepa de bien a bien qué ocurre con un ser querido, prevalece la incertidumbre por no saber en dónde está, si está padeciendo frío y hambre, sufriendo dolor, enfermedad, etcétera; caso contrario, cuando se llega a identificar el cuerpo ya sin vida de ese ser querido, pues así ya desaparece esa incertidumbre; pero mientras no se compruebe el fallecimiento, siempre estará presente la duda de dónde estará.

Sin embargo, una cosa sí es más que manifiesta, y esto es que, el actual gobierno Federal está haciendo mucho más que la anterior administración en cuanto a la búsqueda y esclarecimiento sobre qué pasó en realidad, pues el informe que presentó el subsecretario Alejando Encinas, si bien deja algunas dudas en el aire, se podría decir y afirmar que es mucho más completo que lo que se llamó como “verdad histórica”.

La investigación llevada a cabo por Alejandro Encinas, tiene que ir con pies de plomo y a tientas, debido a que existen ciertos sectores de las Fuerzas Armadas, a las que pudiera haber incomodado ya el que se haya mencionado que hay militares involucrados en esos tristes acontecimientos generados la noche del 26 y madrugada del 27 de septiembre de 2014; incomodidad y desagrado más, cuando se mencionó que se han girado órdenes de aprehensión en contra de algunos militares y más aún, porque se mencionó públicamente el nombre de un entonces coronel y que hoy es general del ejército.

Así que, por lo mismo, Alejandro Encinas tiene que ir con tiento y que tal vez por esto, no mencionó claramente a quien encabezaba en la pasada administración la Secretaría de la Defensa Nacional y ni al entonces presidente de la República, Enrique Peña Nieto, a sabiendas que, el entonces procurador ahora detenido, Jesús Murillo Karam, no se mandaba solo y ni los demás mandos superiores, medios y menores.

Tal vez de ahí provenga el descontento de los padres y madres de los estudiantes desaparecidos, porque a la mejor querían que de una vez por todas se acusara a las cabezas de la pasada administración Federal, algo que posiblemente hubiese calmado un poco más los ánimos de dicho descontento, pues lo que se quiere es la certeza absoluta de que haya culpables visibles y no nada más de oídas, tal y como se ha hecho hasta hoy.

Ahora bien: si como afirmó en señor Encinas de que no hay indicio alguno de que sigan con vida los estudiantes desaparecidos, esto podría ser lo más probable, debido a que el subsecretario de Gobernación no se hubiera echado ese trompo a la uña de no estar ya plenamente convencido y a sabiendas del dolor que estas palabras causarían a mamás, papás y demás familiares de estos estudiantes.

Y todo porque se entiende que se intensificó la búsqueda e identificación de posibles restos en varias partes de la zona en donde pudieron haber llevado a dichos estudiantes. Y, además, porque en caso de que estuvieran ocultos en algún lugar, de un modo u otro ya se sabría, pues como se dice coloquialmente: no hay nada oculto bajo el Sol; alguien ya habría pasado alguna información respecto a algún posible lugar en donde tuvieran las autoridades a presos con vida en casas de seguridad, prisiones clandestinas, etcétera.

Así que la posible certeza con la que afirmó Alejandro Encinas de que no hay indicio alguno de que sigan con vida los estudiantes normalistas, podría tener una buena base y confirmación, porque si, tal y como se dice de que existe la posibilidad de que fueron disueltos en ácido, cremados y hasta tal vez descuartizados, a casi ocho años de distancia, es obvio que los restos, en caso de que los haya habido, ya el mismo tiempo los disolvió aún más.

Así que, lo que se espera por gran parte de la ciudadanía, es de que se llegue a algo claro.

Sea pues. Vale.

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