Servidores o mandamases públicos

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Por: Sergio Mejía Cano

Recientemente se dio a conocer un video ciudadano en las redes sociales en donde se denuncia la irrupción de la policía, al parecer municipal de Tepic, para interrumpir una fiesta que se celebraba en un casino ubicado en la calle Roble y prolongación Jacarandas, en donde al parecer en forma “prepotente y fuera de toda legalidad”, la policía llegó a clausurar la fiesta sin haber una razón justificada, porque según el video, quien lo graba afirma que no se estaba consumiendo alcohol o cualquiera otra substancia indebida.

En dicho video se mira a un elemento policíaco que se acerca a quien está filmando el video diciéndole “retírate por favor”, a lo que el que graba le dice que por qué si no está haciendo nada malo y le solicita su nombre al oficial, quien le responde “evítame la pena de tener que llevarte”, el muchacho que graba le dice que no se lo puede llevar por ser menor de edad y no estar cometiendo ningún delito, y el policía le dice algo así de que «cómo no, fíjate dónde estás”. Al inicio del video, quien está filmando afirma que los policías les están tomando fotos sin su consentimiento.

Se supone que, para que la policía haya irrumpido y proceder a la cancelación de ese evento y el desalojo de la gente que ahí se encontraba, debieron de haber contado con una orden judicial y no nada más por alguna queja de los vecinos o de alguien más, esto, claro, de acuerdo con las leyes y al estado de Derecho que, supuestamente nos rige en nuestro país; sin embargo, cabe preguntar, en caso de que los policías les estuvieran tomando fotos a los muchachos, por qué esta acción.

En uno de los comentarios en las redes sociales, alguien escribe “ya todo mundo con un celular se sienten reporteros”; sin embargo, no es así, sino que hoy en día con estos dispositivos de cámara y grabadora en los teléfonos móviles, ahora sí los ciudadanos pueden comprobar fehacientemente algo que están mirando y oyendo y así denunciar posibles actos de abuso de autoridad, y no como antes en que si se llegaba a denunciar alguna anomalía cometida por las fuerzas del orden, era una palabra contra la otra, pues no había manera de comprobar algún probable ilícito cometido por las autoridades.

Se ha dicho constantemente que las corporaciones policíacas reciben cursos de capacitación; pero el problema estriba en qué clase de capacitación les darán, si para servir y proteger a la ciudadanía o para agredirla, porque claramente se ve en este video que la actitud del policía es más como mandamás que como servidor público. Porque se entiende que la policía, además de prevenir, está para proteger a la ciudadanía y no para agredirla en cualquier forma, porque claramente en este video, la orden del policía al decirle a quien está filmando la escena en cuestión que se retire y, a pesar de que le dice por favor, obviamente se supone que no tendría por qué darle una orden así a un ciudadano y menos si no está interrumpiendo sus labores; pero aun así, si alguien le hubiese requerido a este policía que mostrara la orden judicial del desalojamiento de la gente en la fiesta y su cancelación, tal vez a ese alguien, con todo y pena lo hubiera levantado.

Este tipo de prepotencia y agresión por parte de algunos elementos policíacos constantemente aparecen en las redes sociales y, en varios de estos videos lo que prepondera es que se le dice a quien está grabando que no lo haga, que está prohibido, que borre lo que ha filmado, etcétera. Y, esto, desde luego que sería algo así como decirle a quien porta un teléfono móvil y está grabando algún hecho, que cierre los ojos, que se tape los oídos o que se cosa los labios o se moche la lengua, porque ahora, dichos móviles han pasado a formar una especie como de extensión del cuerpo humano, ya que anteriormente de que existieran esta clase de aparatos telefónicos, la gente contemplaba el actuar de los cuerpos policíacos y, al comentarlo con sus familiares, amistades  y conocidos, al pasar de boca en boca lo que se platicaba se iba desvirtuando debido a que cada quien le iba agregando de su cosecha aumentando o minimizando lo visto y oído.

Y esto es precisamente el meollo del asunto: si en la capacitación a los elementos policíacos se les machaca constantemente diciéndoles y recordándoles que son servidores públicos, porque tal y como se han llegado a comportar algunos de ellos, es como si les dijeran que son mandamases públicos. Y, desde luego, que deben de dar un buen ejemplo y no uno malo. Por la calidad moral, pues.

Sea pues. Vale.

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