Todo gran imperio tiende a caer tarde o temprano

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Por: Sergio Mejía Cano

Se dice, y se dice bien que todo gran imperio tiende a caer tarde o temprano; pero cae irremediablemente. A través de la historia universal se ha documentado que imperios poderosísimos desaparecieron alguna vez. He ahí la gran Roma que avasalló a muchas naciones del mundo de entonces, para dar paso a otros imperios más, que hoy ya no existen tampoco.

Y si bien, el Partido Revolucionario Institucional (PRI), no es un imperio como tal, si fue una cosa parecida durante más de 70 años en nuestro país y hoy, está a punto de desaparecer y, todo indica que irremediablemente, quizás para bien de muchos y mal de pocos.

Se entiende que hay priistas de cepa, firmes en sus convicciones; sin embargo, son los pocos, y que son los que permanecen fieles a su partido, tal y como los capitanes de un barco que se hunden junto con su embarcación, no así otros tantos que, en cuanto se dieron cuenta de que otrora partido aplanadora comenzaba a hacer agua, abandonaron el barco para buscar abrigo en otros partidos; ahora, principalmente en el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), y no nada más priistas han buscado la protección de Morena para seguir mamando del presupuesto sino también del Partido Acción Nacional (PAN) y, por supuesto de otros tantos partidos políticos que, por lo regular han sido más rémoras que partidos en sí; de esos partiditos que el populacho, periodistas y hasta políticos han dado en llamar partidos morralla.

Y por supuesto que el Partido de la Revolución Democrática (PRD) no canta mal las rancheras en cuanto a su próxima desaparición total, de donde también varios de sus militantes se han afiliado a Morena y, los que no se han afiliado aún, no tardan en hacerlo aprovechando las puertas abiertas que les ha dejado el actual dirigente de Morena, Mario Delgado, quien a demostrado su falta de capacidad política para proteger a su mismo partido al permitir que entren a Morena personajes que, ya una vez afianzados en este movimiento, se desenmascaran abiertamente para traiciona al partido que tal vez de buena fe les permitió la entrada.

Y hoy lo estamos viendo claramente con Germán Martínez, quien hasta formó parte del Gabinete del actual gobierno federal como director del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) o la controvertida senadora sonorense Lilly Téllez y desde luego varios más que poco a poco se ve que están trabajando como caballitos de Troya, para en un momento dado, desmembrar a Morena, tal y como sucedió con el PRD.

No por nada Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, uno de los principales fundadores del PRD, salió del partido que coadyubó a conformar al darse cuenta de que, en sí, dicho partido político no fungía como tal, sino como negocio para las tribus que se habían apoderado del PRD. Y, ¿qué pasó con el PRD después de la salida de Cuauhtémoc Cárdenas? Pus simple y sencillamente se fue a pique. Porque si bien el PRI ya no ve la suya y el PAN por ahí anda también, el PRD sí que ya prácticamente ha desaparecido de la escena política. Ahora suena nada más por su alianza conformada por el empresario Claudio X González; pero, según varios analistas políticos, ya no cuenta con la cantidad suficiente de militantes para poder soportar una elección por sí mismo, pues ahora los únicos que suenan como militantes del PRD son Jesús Zambrano Grijalva y Miguel Ángel Mancera y uno que otro militante menor que, tal vez en más temprano que tarde también abandones al PRD.

Ahora el dirigente nacional del PAN, Marko Cortés Mendoza, ha despotricado abiertamente en contra del PRI, llamándolo un partido blandengue, sobre todo por lo ambivalente que ha resultado ser el dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, más conocido en el bajo mundo de la política como “Alito”.

En cuanto a Morena, según el académico John Ackerman, al partido en que milita, que es Morena, le podría suceder lo mismo que al PRD si es que su fundador, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), desaparece de la escena política una vez que termine su mandato como presidente de México, por lo que si se aleja del partido de su creación, tal vez ocurra lo mismo que en el PRD en que varias de sus tribus tratarán de aprovecharse llevando más bien a su desaparición que a su fortalecimiento.

El mismo John Ackerman dice que AMLO ahora no tiene partido político, pues gobierna para todos los mexicanos, y que no se ha querido entrometer cuando le señalan las anomalías al interior de Morena, por lo que queda claro que, si se va AMLO, Morena desaparece.

Sea pues. Vale.

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