En defensa de una democracia a modo de la oligarquía del país

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Por: Sergio Mejía Cano

Se dice, y se dice bien que para todo hay gente, lo triste del caso es que la hay que se deja embaucar por la oligarquía, por los adversarios de la actual administración que sigue con el cuento de que están en defensa de la “democracia” con el pretexto de que “el INE no se toca”. Y entrecomillo democracia, porque ¿a cuál democracia estará defendiendo la oligarquía en nuestro país?

Según quienes ahora dicen estar en defensa de la democracia en nuestro país, no han dicho ninguna palabra de que en la hermana República del Perú, en donde flagrantemente se está desconociendo a un presidente legítimo y constitucional de acuerdo a tal y como se determina la democracia en que hasta con un solo voto se tiene que reconocer un triunfo electoral. Y si bien es otro país en donde ha sido destituido ilegítimamente su presidente, se supone que la democracia se tiene que defender en todo momento y en todo lugar, pues ahora con la destitución de Pedro Castillo en Perú se está desconociendoel derecho de elección de los peruanos que por voto popular eligieron a su presidente. Así que surge la pregunta de si son o no son defensores de la democracia quienes no están conformes con la actual administración federal en México.

Cada día que pasa se está evidenciado cada vez más cuál es la democracia que dicen defender los oligarcas, empresarios y grupos antagónicos que se sienten ofendidos porque este gobierno federal está trabajando en favor de los que siempre han sido discriminados y relegados y obligando a quienes antes no pagaban impuestos ahora se les haya obligado a hacerlo, así como ya no tener los privilegios y prebendas de antaño y por hacerlos entrar en razón de que ellos, los oligarcas y el pequeño grupo que tenía al país en sus manos y que el presidente del país en turno significaba más bien ser un gerente administrando y protegiendo sus privilegios de siempre que los hacía sentirse dueños, mandamases y soberanos de México, por lo pronto ya no más, y ojalá y así sea para siempre.

Estos adversarios de esta actual administración también autodenominada como “la cuarta transformación”, ¿estarán añorando y defendiendo la democracia en donde Carlos Salinas de Gortari y Felipe Calderón Hinojosa usurparon la Presidencia de la República? ¿Soñarán en esa democracia en donde el presidente de la República Mexicana era el amo y señor, el de horca y cuchillo en donde los Poderes Legislativo y Judicial se cuadraban ante el Ejecutivo? Y precisamente ¿añorarán la democracia de los últimos años en que la oligarquía y los burgueses del país impusieron a un presidente a modo, manipulable que acatara fielmente a los dictados de esa oligarquía?

Tal vez estos personajes que ahora se pronuncian dizque defendiendo al INE y la democracia, creen que democracia es que se les deje hacer lo que se les antoje despojando de sus ejidos a los campesinos, de sus tierras a pescadores para crear emporios turísticos; que un presidente del país mueva y remueva a gobernadores y presidentes municipales a su antojo para acomodar s sus incondicionales. A estos supuestos defensores del INE y la democracia en México, ¿se les hará un hecho democrático como cuando Carlos Salinas de Gortari quitó como gobernador del estado de Jalisco a Guillermo Cosío Vidaurri en 1992?

Hay que recordar que el 22 de abril de 1992, en la ciudad de Guadalajara, jalisco, varias calles se destruyeron debido a una terrible explosión en el entonces Sector Reforma, al oriente del centro de esa ciudad cuyo presidente municipal era Enrique Dau Flores y el gobernador de jalisco era Guillermo Cosío Vidaurri, quienes por decisión del entonces presidente Salinas de Gortari fueron removidos de sus cargos para calmar a la opinión pública que le echaba la culpa a estos gobernantes dizque porque no habían ordenado una evacuación a tiempo de la gente que vivía en la zona siniestrada. Obviamente que, con esta decisión de Carlos Salinas, prácticamente estaba desconociendo el voto popular que había llevado a esos gobernantes a ocupar sus cargos; algo similar a lo ocurrido recientemente en Perú. Y no nada más ha sucedido en Perú, sino en otros países de Centro y Sudamérica con los famosos golpes de estado en que se destituyeron presidentes constitucionales electos mediante el voto popular.

Cuando por decisión de Carlos Salinas de Gortari se destituyó al presidente municipal de Guadalajara y a su gobernador, prácticamente se desconoció el voto popular; ¿ésa es la democracia que quieren los oligarcas?

Sea pues. Vale.

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