Este padecimiento no da síntomas y suele diagnosticarse cuando se presenta una fractura en dedo, brazo, húmero o cadera, esta última la más devastadora por las complicaciones que causa. El Instituto cuenta con más de 330 geriatras que realizan una valoración geriátrica integral y diagnostican este padecimiento con base en los factores de riesgo del adulto mayor, a fin de fortalecer sus huesos y evitar fracturas.