Manuel Aguilera Gómez.
Si bien, los gobernantes mexicanos jamás han vestido hábitos de monjes franciscanos, la burocracia mexicana de alta jerarquía nunca se había dedicado al pillaje masivo e indiferenciado en perjuicio del patrimonio nacional como en los lustros recientes. Todos los estratos sociales lamentan los inmisericordes niveles de corrupción imperantes en diversos órdenes de gobierno. “Nadie está dedicado a gobernar; todos están consagrados a robar” es el sentimiento generalizado entre la gente.
Sigue leyendo LA INCONFORMIDAD ES OBRA DE LA REALIDAD CONCRETA.