Por Octavio Camelo Romero
Donald Trump es capitalista, pues es dueño de empresas capitalistas; pero a la vez, como dijera el sociólogo marxista norteamericano William I. Robinson, “es miembro de la clase capitalista transnacional (CCT), ya que tiene fuertes inversiones alrededor del mundo”.
Por lo tanto, los “intereses de clase” que representa y que guiarán las políticas públicas de su gobierno en USA serán fundamentalmente las del capitalismo transnacional. Cabe la aclaración de que los altos ejecutivos de las empresas y organismos internacionales que reciben un “sueldo” proveniente de la plusvalía arrancada a los asalariados son considerados “capitalistas en funciones”, en tanto que los poseedores de bonos, acciones y capitales son, los “capitalistas efectivos”. Ambas categorías no son mutuamente excluyentes por lo que una misma persona puede ser capitalista efectivo y en funciones.
Sin embargo, al interior de los capitalistas transnacionales sigue existiendo la lucha competitiva entre capitales que, por ser transnacionales, sus efectos son de transcendencia mundial o planetaria. Por lo tanto, las acciones para abatir los altos costos de producción tienen, en estas circunstancias, gran relevancia e importancia.
Existen básicamente dos factores para bajar los costos de producción: uno es el desarrollo científico-técnico y su aplicación en los procesos productivos del capital y, el otro es el abaratamiento de la mano de obra.
En cuanto a la “desvalorización de la fuerza de trabajo” existen varios mecanismos: uno es el subsidio gubernamental a los alimentos de las familias de los trabajadores que impacta de manera directa en el bajo costo de la producción y reproducción de la mano de obra; otro es congelar los salarios e incrementarlos por debajo de los índices de inflación; un tercero es contratar mano de obra proveniente de regiones marginadas, etc.
Y en cuanto al desarrollo de la ciencia y la tecnología y su aplicación para la valorización del capital, se tiene como relevantes la aplicación de las inteligencias artificiales y la robotización, a los procesos productivos del capital.
Donald Trump como presidente de USA se enfrentará a esta problemática. La robotización liberará fuerza de trabajo y aumentará el desempleo.
Por lo tanto la reproducción ampliada de capital transnacional en USA debe hacerse con tecnología media y con una mano de obra barata, que a la vez permita competir con los países asiáticos en el mercado mundial. De allí que la clase capitalista transnacional que opera en Estados Unidos tenga a su disposición mano de obra migrante de bajo costo para la valorización del capital.
Sin embargo, cabe la posibilidad de que esta mano de obra migrante indocumentada sea sustituida por una mano de obra migrante visada, cuyas visas tengan el carácter de ser “visas laborales”. Sin embargo, la mano de obra ciudadana, para diferenciarla de la migrante, tiene necesariamente que bajar su salario para hacerse competitiva con la mano de obra extranjera y con los migrantes.
Un mecanismo natural para bajar el salario es la competencia entre los propios obreros, ante la escasez de puestos de trabajo. Y en USA están las condiciones para que se dé, además, la competencia entre ciudadanos y migrantes por un puesto de trabajo.
Respecto al racismo de Trump, William I. Robinson nos dice que éste se debe a que “el sistema estadunidense y los grupos dominantes se encuentran en una crisis de hegemonía y legitimidad, y el racismo y la búsqueda de chivos expiatorios son un elemento central para enfrentar esta crisis”.
Y aquí los chivos expiatorios fueron los migrantes indocumentados.
Respecto a la ociosidad del capital transnacional o la sobreacumulación, Donald Trump necesariamente impulsará que el Estado tenga un papel más activo en la reactivación de la economía norteamericana y en la reproducción ampliada del capital transnacional.
Aumentará la deuda pública, invertirá en infraestructura, recortará impuestos al capital transnacional, subsidiará obra pública privatizada, etc. Con recursos públicos se activará la economía de USA. En fin.