Intentan hacer con la denostación la llave maestra de la Fiscalía General del Estado

Fotografía tomada del Facebook
Fotografía tomada del Facebook

La Yunta

Por: Oscar Zúñiga

¡Hijo e’ su! Veo con tristeza que nuestra sociedad no quiere cambiar, leí a un columnista que diario se hace publicidad agregando su columna en donde se puede, esto para que las redes sociales difundan sus escritos, digo, ver estas personas que se dicen cultos y criticando como siempre para sacar tajada diciendo la famosa frase, » soy abogado y periodista». O bien, en la Fiscalía General del Estado o se va a una cosa o se va a la otra, o simplemente se apantalla con el tráfico de influencias diciendo, «yo soy fulano de tal».

Pero aquí la crítica de este señor «abogado» es en contra del secretario del Fiscal, al parecer porque le dijo: «no sea chistoso serénese», esto después de que el secretario del Fiscal que a pesar de su juventud también es un buen abogado, escuchara de su interlocutor lo siguiente: “en efecto, quiero ver a mi amigo el ahora fiscal; soy abogado, periodista de opinión y doctor en ciencias ocultas», digo, fue decente la contestación del secretario.

La otra es la crítica de la policía hecha por este mismo «abogado periodista, diciendo que la policía siempre se encontraba en la parte baja de las oficinas de la fiscalía, pero creo que a este señor eso nunca le importó, pues religiosamente visitaba al Fiscal Edgar Veytia, hay qué tiempos estamos viviendo en esta era de nuestro señor, dicen a saludar a mi amigo, en fin, me extraña este comportamiento de quien siempre ha estado pegado a muchos gobernantes con el cuento decirse analista político.

Esto me hace recordar a otro abogado que llegó hace unos días que cambiaron las reglas de entrada en la fiscalía y quiso entrar como burro sin mecate, el que esto escribe se encontraba haciendo fila para que me dieran mi gafete, claro, dejando mi respectiva credencial de elector en prenda, llega este señor, no hace fila, se mete adelante, se pasa, y cuando lo devuelven lo primero que saca es una credencial de periodista, pero eso no fue todo.

De pronto todo su semblante cambia, y le dice al comandante de la guardia, -«dame tu nombre, ahora verás quién soy yo», le contesta el uniformado, -«me llamo fulano de tal señor, y yo solo sigo órdenes», total, resulta que también es abogado y periodista, que por cierto, en mi vida lo había conocido, al final a duras penas dejó como prenda la credencial de la tercera edad, y todavía retador le dice al guardia, -«y ten mucho cuidado con ella, ya que vale más que la credencial de elector».

Hay que hacer notar, que por sus pistolas no se registró en el libro de visitas, por lo que el guardia me dice, – «como ve oiga, yo lo atendí bien, usted vio, pero con esta gente prepotente no se puede, mire, a usted que todos lo conocemos está haciendo fila y él ya vio como llegó», le dije, no se preocupe comandante, «pero que ladra no muerde» si a usted sus superiores lo llegan a castigar si este señor se queja, yo le serviré de testigo de cómo fue su comportamiento.

Días más tarde le pregunté, y qué pasó comandante con lo del otro día, -«nada, este señor ni siquiera se acercó con los jefes», ahora con estas pequeñas muestras de comportamiento de los «abogados periodistas», no todos, ya que hay muchos respetuosos, ¿qué pueden esperar estos servidores públicos que intentan cambiar la cara de la fiscalía?, aquí lo que aplica para este tipo de personas muy cultas es, como trates te tratan, pues el secretario del fiscal le importa un comino si su visitante es o no maestro en ciencias ocultas.

Total, el fiscal tiene su gente y creo que muy bien seleccionada, y si estos son amigos del fiscal, con esos tiene, para que quiere enemigos.

 

 

 

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