RASGOS DEL LIDERAZGO POLÍTICO DE ANDRES MANUEL LOPEZ OBRADOR

logoPor Octavio Camelo Romero

Nos guste o no, es innegable e indiscutible que Andrés Manuel López Obrador es líder de los mexicanos, por lo menos de la mayoría para no cuantificar. Ha demostrado durante varios años que dispone de recursos personales para dirigir grupos sociales y aspira ahora a dirigir a la Nación a través de la presidencia de la República.

Durante todo este tiempo ha desarrollado habilidades, capacidades y destrezas para influir, convencer y persuadir a las masas, para motivar a la población y para comunicar a los mexicanos sus observaciones sobre la pobreza alimentaria en que viven y para proponer su propuesta a fin de solventar dicha situación.

Pretende asumir el Poder presidencial para a través de él, remodelar el desarrollo capitalista del país en el cuál, se genere una economía mixta que conjugue los intereses públicos y privados. Por eso plantea que el primero de julio del 2018 la ciudadanía votará por un cambio o seguir con lo mismo.

AMLO es un líder auténtico no solo porque se ha forjado por su propio esfuerzo sino también por su empatía y nacionalismo. Vive y convive con el Pueblo, come, viste y se comporta como uno más de la población, su comportamiento lo ha hecho popular.

Su sencillez lo ha hecho confiable. También es carismático pues ejerce una atracción especial, indefinible, casi mágica sobre las masas. Muestra control de sus emociones, seguridad y aplomo. Su voz, sus gestos, sus poses causan impacto y crean esperanzas o expectativas. Para los seguidores un gesto de humildad, un abrazo de Andrés Manuel tiene gran significación, es como sentirse cobijado por el líder.

López Obrador es eficiente pues ha mostrado gran capacidad para resolver los problemas estructurales del país, para reorientar las políticas fiscal, económica y social del gobierno, para moralizar la función pública y el ejercicio del poder, para acabar con la violencia, la corrupción y la impunidad, y para amortiguar la pobreza alimentaria de los mexicanos.

Es evidente que la eficiencia requiere no solo sabiduría, sino también gran energía para conducir, motivar y comprometer a los equipos enquistados en el Poder Público. Y ya para terminar, Andrés Manuel López Obrador es mesiánico porque posee la cualidad de la persuasión emocional.

Su discurso se asemeja a una profecía y se establece una cercanía, una coincidencia espiritual con sus seguidores. Es idealista, emotivo, patriota, inconforme, conservador de valores. Su punto central es el cambio, la alteración del status; es defensor de los oprimidos, de los desposeídos, de los desarraigados, de los migrantes, de los discriminados, porque todos ellos surgieron del Pueblo.

El México neoliberal ha creado grandes y profundas desigualdades sociales, una clase que concentran los grandes privilegios y la riqueza frente a una muchedumbre empobrecida. AMLO carga con las laceraciones y cicatrices de su pueblo. Y su misión no es nada fácil, pues solo cuenta con su palabra, con su honestidad y con la gente que lo sigue. En fin.

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