Estamos a punto de que colapse Nayarit por la pandemia

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Por: Oscar Zúñiga

¡Hijo e’ su! Iniciaremos con esto el día de hoy. Desde aquí de esta tribuna, todos los que colaboramos en la www.layuntadetepic.com le deseamos a nuestro compañero de este medio informativo, al Maestro Camelo como todos lo conocen, que tenga una pronta recuperación y sin complicaciones de la operación que le fue llevada a cabo el día de ayer, saludos a todo su familia, estamos con ustedes.

Pues bien, hoy haremos un poco de historia. Corría el año de 1962 o 63, no lo recuerdo muy bien, cuando mi abuela materna me llevó al panteón Hidalgo de esta ciudad capital, aun no sé, a qué fuimos, pues les diré que yo fui creado de abuela hasta los 14 años, esa etapa de mi vida la viví en Jala Nayarit. Ahí estudie mi primaria, siendo la segunda generación de la escuela Primaria Eulogio Parra Jala-Jomulco.

Fuimos compañeros de generación, Aurelio Altamirano Aguayo (q,e,p,d), Elitania Gómez Rodríguez esposa de Aurelio, Luis Carrillo Ventura (q,e,p,d) y muchos más, los menciono a ellos dos, porque ellos sobresalieron de una manera u otra en la política nayarita, pero de esa generación hay muchos maestros y profesionistas regados por toda la república.

Para venir en aquellos años de Jala a Tepic, mi abuela tenía que avisar con tiempo a el taxista que yo solo sabía que le decían Toño “el capacete”, un hombre de edad mediana en aquellos años, blanco, alto y un carácter amable que ya lo quisieran los taxistas de hoy en día. Después del aviso, se Apartaban los lugares que se ocuparían, al día siguiente a las ocho de la mañana puntualmente estaba Toño pitando afuera de la casa, pues mi abuela ya tenía en ese tiempo casi los Ochenta años.

A la llegada a Tepic, eso sí, la dejada ara a domicilio, era el cobro de 10 pesos por persona, pactando enseguida el regreso a nuestro querido Pueblo de Jala, ya sea, sí era el mismo día el regreso, o al día siguiente. Debo decir, que para mí era una aventura venir a Tepic con mi abuela, y fue en uno de esos viajes en que fuimos al panteón Hidalgo. Yo un mocoso de escasos diez años y acostumbrado a subirme a las bardas del panteón de Jala y correr sobre ellas.

El panteón hidalgo era más grande que el de mi pueblo, y las bardas no se veían para mí era muy grande. Fue ahí que, entre mi niñez y mi vagancia, vi la cerca que había a tras de la iglesia donde estaba mi abuela rezando, y lo primero que se me vino a la mente fue brincar esa cerca, pero al casi logralo, de pronto una mano férrea me da el jalón y me dice: -Muchacho indino, (palabra usada por mi abuela para algún posible maltrato verbal), casi a rastras y asustada me lleva hasta la puerta de la iglesia.

En la entrada se santigua y me dice, -qué ibas a ser. Hasta ahí quedó la cosa, años más tarde me daría cuenta yo que en ese lugar era donde estaban enterrados todos los muertos de la pandemia de la fiebre amarilla de 1920 que había sacudido a todo México y el mundo entero y estaba prohibido el paso. Se preguntarán del porqué de este relato, pues bien, estamos en un punto donde al paso que vamos llegaremos a ese mismo punto de 1920 si no seguimos cuidando las medidas de seguridad sanitarias que el gobierno nos está señalando.

Hay algo que no hemos tomado en cuenta y es muy grave, el Gobierno Federal ya se desentendió de esta pandemia, ahora dejó en manos de los gobiernos estatales para que cada quien se rasque con sus uñas, es muy cierto, que esta pandemia ya les pegó a todos los bolsillos de los mexicanos, que nuestro gobierno no es y ha sido como el de otros países del mundo donde ha aplicado medidas de ayuda económica para la gente, aquí no hay eso, pero sí ahora la libertad de abrir ya los negocios, dicen que esto con responsabilidad, pero desgraciadamente la gente no esta capacitad para ejecutar esta palabra.

Hoy por ejemplo, nos llegó hasta la redacción de este diario, que en el municipio de Bahía de Banderas el contagio del COVID-19 ya infectó a varios regidores y trabajadores de ese ayuntamiento, pero ese no es el problema, ahora falta esperar para saber a cuantas personas más infectó todo este personal que anduvo laborando en las calles, pues recuerden que la mayoría de estos trabajadores del ayuntamiento andan haciéndole la talacha al presidente municipal Jaime Cuevas ya que quiere ser el próximo gobernador, pero, ¿Cuál será el costo que pagará la sociedad por este tipo de campañas anticipadas?

Hay hasta hoy 500 infectados están en atención médica, hace tiempo anticipamos que de llegar a esta cifra de 500 en Nayarit no habría suficientes camas ni hospitales para su atención médica, hoy ya estamos en ese punto y la cifra desgraciadamente sigue creciendo. Otra de las cosas es, que siempre hemos estado viendo las campañas publicitarias que ha estado generando el Gobierno del Estado en prevención al COVID, pero desgraciadamente hay quienes en redes sociales han tratado por todos los medios de denostar estas campañas diciendo que este virus no existe, que todo es un invento.

Aquí lo ideal sería, que las autoridades que ya saben quienes son los que se han encargado de difundir esta desinformación ante la sociedad en redes sociales, vayan por ellos, y por la fuerza lleven a los hospitales todos estos sujetos que desinforman, esto para que vean ellos mismos lo que está sucediendo, pero no creemos que esto se haga, pero de hacerlo creo que si habría un resultado positivo, habría menos incrédulos y por lo tanto, la gente ya tomaría más en serio estas medidas de seguridad sanitarias.

Ahora ya no se sabe que hacer, por un lado, abren muchos negocios, y por el otro le dicen a la gente que no salga a la calle, ¿cuánto más podremos aguantar? O una de dos, o aplican la ley como debe de ser a quiénes no acatan las medidas sanitarias, o simplemente dejan todo al libre albedrio. En fin, ya estamos grandecitos para hacer cada quien lo que nos corresponde.

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