El síndrome del huracán Patricia en octubre de 2015

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Por: Sergio Mejía Cano

Afortunadamente el huracán Orlene no impactó en tierras nayaritas ni sinaloenses con la fuerza que se decía en los medios informativos que pegaría. Lo que sí causó, fue que varios de los ríos y arroyos aumentaran su cauce y algunos de ellos saliéndose de sus bordos de contención; sin embargo, tal y como se dice coloquialmente: de los males el menor, pues si también hubo deslaves y derrumbes, hasta hoy no se ha informado de lesiones personales ni desaparecidos, sino puros daños materiales menores y no tan devastadores.

Como siempre es mejor prevenir que lamentar, mucha gente se preparó para la llegada de este huracán este pasado domingo 02 del presente mes que inicia y, en las inmediaciones de Escuinapa, Sinaloa, un compañero ferroviario que ahí radica, dijo que ahí lo esperaban el lunes 03 a eso de las 18:00 horas.

Lo extraño de este fenómeno natural fue que, si bien a mediodía del domingo se informó que Orlene ya estaba a 150 kilómetros de San Blas, Nayarit y que estaba por pegar en las Islas Marías, hasta aproximadamente entre las 19:00 y 20:00 horas, en la capital nayarita no se veían trazos de que lloviera como en otras ocasiones en que se dice que un huracán está enfrente de las cosas de Nayarit. Hubo quien preguntó a familiares en Santiago Ixcuintla, cómo se veía el panorama y, la respuesta común fue que apenas había caído una leve brisa, pero que ya estaba todo muy tranquilo. Una persona que radica en La Libertad, en el municipio de San Blas, en las redes sociales publicó que ahí todo estaba tranquilo, que apenas se sentía un ligero aire, pero no tan fuerte como los que se decía que traía el huracán, y preguntaba esta persona que cómo estaba la situación en San Blas a eso de las 20:00 horas, y la respuesta fue igual: tranquilo aún; pero que la gente ya se había preparado para la posible entrada del ciclón.

Fue hasta la madrugada del lunes 03 cuando comenzó ya a manifestarse la presencia de Orlene, pues en Tepic, todo el día estuvo lloviendo, a veces con alguna fuerza y otras con menor intensidad; pero sin dejar de caer agua, aunque hubo personas que afirman que en algunas zonas de la capital nayarita sí había llovido fuerte y causado hasta inundaciones; sin embargo, lo que fue la zona centro o parte de ella, fue prácticamente pura llovizna y dos o tres lluvias más o menos fuertes, sin que cayera agua como en otras ocasiones en que se ha aproximado un huracán.

El abogado y comunicador que radica en el vecino municipio de Xalisco, David Isiordia Plascencia, publicó en su perfil de Facebook, el mismo domingo 03, que, “Los mejores meteorólogos del mundo se han equivocado, Acaponeta y Tecuala Cristo detiene tormentas!! 1AM”.

Al comentar lo anterior con algunos familiares, uno de ellos me comentó que posiblemente sí sea cierto, porque se había dado cuenta que como a eso de las 12:00 horas del domingo, la mayoría de los locales en el mercado Juan Escutia ya estaban cerrados y, al preguntarle a un locatario por qué había cerrado tan temprano, la respuesta fue porque ya estaba por llegar el huracán y mejor se iba a resguardar a su casa.

Comenta este familiar que se encontró en las calles del Centro Histórico a un vendedor de horchata de coco, al que le preguntó si iba a seguir vendiendo, que si no se iba a encerrar a su casa, y el vendedor de horchata le dijo que el huracán no iba a llegar, y si llegaba ya no lo haría con la fuerza que se decía que traía; que él pertenece a un grupo de oración con el que se había reunido desde el día anterior y en la mañana poco antes de salir a vender, para pedirle a Dios que calmara su furia y que nos protegiera dañándonos lo menos posible.

Mi familiar a pesar de ser muy creyente, confiesa que tuvo sus dudas al respecto, pues ya tenía días que se había pronosticado que Orlene impactaría posiblemente con categoría 4, muy fuerte y sin embargo, al parecer se había debilitado perdiendo la fuerza que se decía que traía, generando más bien puras lluvias y, desde luego, crecida de los ríos, lo que más bien se podría decir que es benéfico en cierto sentido más que perjudicial, pues el agua que se desborda ayuda a humedecer los campos de cultivo.

Y, como siempre, los que nunca faltan, pues hubo gente que dijo que esto era un síndrome de aquel huracán Patricia, que se decía que sería muy impactante y nada de nada. Pues se informaba que, en octubre de aquel año de 2015, que era categoría 5 y que sería devastadora su pegada. Pero al parecer se desvaneció en las costas de Colima.

Sea pues. Vale.

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