El plan “B” de la reforma electoral, también dará de qué hablar

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Por: Sergio Mejía Cano

Cuando se lee o se oyen las frases de que el INE no se toca o de que se está en contra de la reforma electoral promovida por el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) dizque por defensa de la democracia, tanto por los adversarios y antagonistas, así como de dirigentes de algunos partidos políticos y algunos jóvenes que, por dichos señalamientos se entiende que tal vez no saben a cuál democracia se refieran.

¿Acaso se referirán a la democracia que hubo en México en 1988 o desde antes o a la del 2006 cuando se le arrebató el triunfo electoral a AMLO? Porque también es bueno recordar que por algo se le decía al PRI el partido aplanadora y por lo mismo, era común oír decir o pronunciar a mucha gente cuando había algún tipo de alegata en cualquier ámbito ya fuera familiar, laboral o de cantina, aquello de “uh, gánale al PRI”; y esto, porque en sí, el PRI era invencible en cualquier tipo de circunstancias electorales; sin embargo, la democracia en nuestro país también dejó mucho qué desear durante los 12 años de la supuesta era panista. Supuesta, porque con el paso del tiempo ha quedado más que claro que dicha era panista no fue sino una extensión del priismo.

Desde luego que es necesaria la reforma electoral y más, renovar al Instituto Nacional Electoral (INE), debido a lo evidente del mal comportamiento con que se han comportado algunos de sus consejeros, sobre todo el consejero presidente Lorenzo Córdoba, los que han dado muestras claras de no estar de acuerdo con esta administración de AMLO y más, cuando dichos consejeros nada más recriminan lo que ha hecho, hace y pudieran hacer tanto el mismo AMLO como los integrantes de Morena, pues por lo visto, recriminan lo que hacen algunos miembros de Morena al emitir comentarios o escribir algo, así como anuncios y pintas en bardas, etcétera; incluso, a los de Morena son a los que el INE acusa más de movimientos anticipados de campaña, siendo que desde siempre, de acuerdo a infinidad de analistas políticos, esos supuestos actos anticipados de campaña prácticamente comienzan a darse desde el día siguiente de cuando inicia un sexenio o trienio.

Y si bien debido a la frase que se le atribuye al entonces sempiterno líder obrero, Fidel Velázquez Sánchez, cacique de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) de “el que se mueve no sale en la foto”, ahora son otros tiempos, porque quien no se empieza a mover desde temprano, va perdiendo puntos contra otros u otras que se mueven promocionándose constantemente aprovechando todo momento para hacerlo y así irse dando a conocer; caso contrario anteriormente, pues con tal de llegar el próximo tapado, muchos políticos de altos vuelos y que querían ser designados por el dedo mayor, permanecían en bajo perfil para no quemarse anticipadamente o tal vez acatando instrucciones del dedo mayor sí se movían levemente para distraer a los demás o al supuesto enemigo.

La democracia en México no ha sido de lo más emblemática que se pudiera decir, pues desde siempre se ha oído hablar y hasta se han documentado hechos reprobables de actos de fraudes electorales por demás cínicos y abiertos sin importarles en lo más mínimo a quienes los han cometido, tal y como del que se habla que sucedió en 2006, pues ahora a toro pasado ha salido a relucir que fue un fraude fenomenal, frenado con aquello tan vergonzoso de “haiga sido como haiga sido”.

Con el paso del tiempo ha quedado demostrado que, con la vecindad de los Estados Unidos de Norteamérica, los candidatos presidenciales tendrían que ser del agrado del Tío Sam, tal y como sucedió en 1940 en que históricamente se dice que el preferido por el tata don Lázaro Cárdenas del Río era el general Francisco J. Múgica; sin embargo, al parecer no era del agrado del gobierno gringo de aquel entonces, por considerarlo aún más radical y socialista que el mismo Lázaro Cárdenas.

Adversarios y opositores a AMLO le recriminan por qué quiere reformar al INE si él llegó a la Presidencia de la República con este INE en funciones; pues sí, pero el problema estriba en que hoy el INE no pudo hacer algo similar o parecido a lo que hizo en el 2006 debido a la enorme y contundente cantidad de votos obtenidos por AMLO, por lo que tanto consejeros del INE, así como quienes los manipulan tuvieron que apechugar y aguantarse, pues revertir millones de votos hubiese sido más que evidente pudiendo generar un claro descontento y malestar entre el electorado con la posibilidad de que se prendieran actos violentos.

Sea pues. Vale.

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