Un dictador muy suigéneris

CON PRECAUCIÓN

Por: Sergio Mejía Cano

Gran alboroto generó la desaparición del periodista Jaime Becerra Rodríguez en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, el pasado día 11 del mes en curso. Alboroto precisamente ente el gremio periodístico de aquella ciudad y de otras más, así como en algunos sectores de la sociedad.

Se informó por parte de las autoridades jaliscienses que se inmediato se abocaron a la investigación y búsqueda del señor Becerra Rodríguez. La noticia de esta desaparición se conoció a nivel nacional y hasta en la conferencia matutina del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), se tocó el tema.

A priori se dijo en varios medios informativos y portales de internet que el periodista había sido levantado por varias personas fuertemente armadas, por lo que se temió por la vida de este periodista que tiene programas en radio y televisión, así como escribir en algunos medios impresos.

Afortunadamente el día de ayer se dio a conocer que había sido localizado sano y salvo en el municipio de Magdalena, Jalisco, aunque se informó que el mismo periodista en una de sus declaraciones dijo que le habían dado algunos golpes con una tabla, pero nada de gravedad y, que sus captores le preguntaban sobre su trabajo periodístico el que se basa nada más en informar acontecimientos que van ocurriendo en donde en ocasiones tiene que dar a conocer los nombres de quienes de acuerdo a las investigaciones salen a la luz, y nada más.

En mal momento ocurre este hecho debido a las acusaciones de inseguridad de la administración de AMLO y más sobre ataques a periodistas durante este sexenio, por lo que de inmediato no faltaron los que aprovecharon esta situación para señalar que era un comunicador más víctima de la inseguridad imperante, sobre todo para el gremio periodístico, pues no se quita el dedo del renglón por parte de los adversarios del presidente de México respecto a que es un dictador que no respeta la libertad de expresión.

Sin embargo, nada más lejos de la realidad, pues si en verdad hubiese una dictadura, una buena cantidad de periodistas, comunicadores y lectores de noticias en varios medios estuvieran muy calladitos o exiliados en otro país, presos y tal vez hasta desaparecidos.

Pero es por lo regular lo que suele pasar: que cuando hay más libertad para expresarse, quienes se dedican a la manipulación debido al desconocimiento de gran parte de las nuevas generaciones que no les ha interesado adentrarse en lo que es una dictadura tal y como la han sufrido en países de Centro y Sudamérica o para no ir tan lejos, aquí mismo en nuestro país en donde no se toleraba que se hablara del presidente en turno, del Ejército y de la Virgen de Guadalupe. He ahí las represiones, persecuciones, encarcelamientos y hasta desapariciones ocurridas a obreros, campesinos, médicos, enfermeras, ferrocarrileros, periodistas, profesores y, desde luego, estudiantes.

En nuestro país no se podía criticar a los gobiernos en turno y quienes se atrevieron a cuestionar sus actos tuvieron que atenerse a las consecuencias incluso hasta medios impresos como el periódico Excelsior en los años 70 del siglo pasado cuando su director era don Julio Sherer García y quien debido a su línea crítica tanto al gobierno de Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970) y Luis Echeverría Álvarez (1970-1976), y se ha documentado que Echeverría Álvarez tramó la destitución como director de Excelsior de Sherer García, precisamente por su línea crítica.

Pero Díaz Ordaz no cantaba mal las rancheras, pues en 1966 hizo desaparecer a “El Diario de México” debido a una posible equivocación en unas fotos en donde en vez de poner la de don Gustavo Díaz Ordaz en una convención de gasolineros, se puso la de unos chimpancés o monos recién llegados al zoológico de Chapultepec, con los pies de fotos cambiados, lo que no toleró Díaz Ordaz y, desde luego, sus achichincles.

A obreros, campesinos, médicos, ferrocarrileros, maestros, estudiantes, etcétera, no se les toleraron clamores de mejoras salariales, paros y mucho menos huelgas; gritos exigiendo justicia de los estudiantes. Hubo tantos excesos en la represión gubernamental que mucha gente tuvo que actuar en la clandestinidad debido a que no se permitía ningún tipo de protesta por más legal que esta fuera.

Sin embargo, hoy en día se tacha a AMLO de dictador, un dictador muy suigéneris que permite que lo maltraten en público en algunos medios de televisión abierta y en internet en donde algunos supuestos intelectuales le han recordado el 10 de mayo y tachado de tontejo.

Sea pues. Vale.

 

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