Por: Sergio Mejía Cano
Por donde se le quiera ver, lo que pasará mañana, 1 de octubre de 2024 será un hecho histórico sin precedente en la historia de nuestro país debido a la asunción como presidente de los Estados Unidos Mexicanos de una mujer, pues desde antes de la llegada de los europeos a esta parte del continente que hoy se denomina como América, las naciones que aquí habitaban estaban presididas por la figura masculina.
Incluso en la época colonial predominó esta figura a cargo de virreyes, todos varones y, desde luego, ya siendo un país independiente siguió dirigiendo los destinos del incipiente país ya como una República, un hombre. De ahí que no sea poca cosa lo que signifique que una mujer llegue por primera vez como primera mandataria de México, por lo que marcará la historia de nuestra Nación como un hito que viviremos los mexicanos de ambos sexos; un hecho sin precedente alguno para nosotros, por lo que se puede decir que estamos viviendo la historia en tiempo y forma.
Afortunadamente nos tocó vivir esta etapa que se plasmará en los libros de historia y que llegará a las futuras generaciones tal y como nos ha llegado hasta nuestros días aquellos acontecimientos históricos que hemos leído, oído y ya ver en imágenes tanto en fotos como en videos de hechos que marcaron el cómo se fue creando y transformando el país que ahora habitamos.
Y si bien se dice que la historia la hacen los vencedores y que por lo mismo, la historia de nuestro país que nos han escrito y dicho tuvo que ser llenada con cierto romanticismo para que nos llegara más adentro de nuestro pensamiento y nos hiciéramos más patriotas, lo que sí es un hecho es que gracias a ese romanticismo cada quien ha tomado lo que hoy sabemos es que de una u otra forma, he aquí lo que ahora son los Estados Unidos Mexicanos.
Detractores de nuestra historia han existido desde siempre, como los que desdeñan las grandes culturas que ya existían en lo que ahora es la República Mexicana mucho antes de que llegaran los europeos. Culturas que por más que se les trate de denigrar, ahí están las ruinas de enormes construcciones, algunas de ellas alineadas con la posición de los astros y constelaciones. Porque hay quienes al afirmar que aquí no conocían la rueda, hay pruebas fehacientes que sí la conocían e intuían su posible uso; sin embargo, como no había especies de tiro como caballos, asnos, vacunos, etcétera, pues entonces ¿para qué tendrían que hacer ruedas? ¿Para hacer molinos o acarrear agua? Para eso tenían un sistema de molienda con metates y molcajetes y acueductos para transportar el vital líquido hacia donde quería y donde fuera necesaria.
Los detractores de nuestros próceres y héroes patrios también los señalan por los errores que cometieron, olvidando o tal vez omitiendo a propósito que como seres humanos tenían que errar, pues ya se sabe que no hay humanos perfectos, que todos tenemos errores y virtudes, pero más errores como los que han llegado a afectar a la misma humanidad.
Y a propósito de detractores, todos esos que alimentaron su odio hacia Andrés Manuel López Obrador (AMLO), ¿irán a cargar ese odio y detracción a la nueva presidenta, Claudia Sheinbaum Pardo? Porque AMLO les sirvió como alimento mental no nada más mientras duró su mandato como Presidente de la República Mexicana, sino desde mucho antes; denostaciones que se arreciaron más en su campaña presidencial del 2006 cuando se le tachó como un peligro para México, siendo atacado aún más en la campaña de 2012 y ya no se diga la del 2018, sobre todo cuando se vio y comprobó que la posibilidad de que se alzara con el triunfo electoral era más que evidente.
Lo curioso del caso es que de todos esos ataques ninguno fructificó, pues se decía que de llegar AMLO a la Presidencia del país el peso se devaluaría, que habría escasez de alimentos, de inversiones, que el país se caería a pedazos, etcétera; ¿y qué pasó? Obviamente que nada de eso ocurrió.
Y ahora con la llegada de la doctora Sheinbaum Pardo se está diciendo algo similar, pero dizque porque AMLO le entregará un país en ruinas, con una deuda enorme y con la posibilidad de que los inversionistas huyan o no lleguen y que, por lo mismo, se caerá la economía, y otra vez, etcétera.
Se entiende claramente que la doctora, Claudia Sheinbaum no es una improvisada, que no es alguien que esté llegando de un país lejano a tomar las riendas administrativas de México; ella sabe exactamente que país está recibiendo, pues ha estado inmersa en esta administración.
Sea pues. Vale.