Las aguas, en apariencia, se han tranquilizado: en las dos semanas recientes, el presidente Trump se ha olvidado de México, su villano favorito. En su reciente comparecencia ante el Congreso se mostró cauteloso y hasta moderado. ¿Son signos de cambios en la política de la Casa Blanca? Suponer tal hipótesis es aventurarse por los caminos de la ingenuidad.