Por: Sergio Mejía Cano
La mayoría, si no es que todos los seres humanos, al empezar a vivir nuestra juventud física, queremos comernos al mundo entero, casi nada o nada nos detiene para hacer determinadas cosas por lo regular sin tomar en cuenta las advertencias o regaños de nuestros padres, familiares mayores y hasta de conocidos que nos aprecian. Y por esto, se llega a aplicar aquello de que nadie experimenta en cabeza ajena, de ahí que en muchos casos lleguemos a casa como se dice coloquialmente con la cola entre las patas, después de haber sufrido algún percance por no haber hecho caso a esas advertencias de nuestros mayores.